Puertas al Averno | Familia & Sangre |

CAPÍTULO 15 | TE PIDO PERDÓN

En el pasado había cometido muchos errores, unos de los que se arrepentía porque le habían quitado tiempo de valor con su familia. No era un hombre precisamente de hogar, pero no negaría que saber que se había perdido de todo el periodo de gestación de sus hijos lo hacían sentir un mal padre, por eso había jurado que de allí en más sus hijos no volverían a estar lejos de él nunca, su lugar al igual que el de su madre era a su lado y justo allí era donde se iban a quedar.

Después que Daniel se fue, ambos Capos ingresaron a la habitación de la Regina y tenían visiones diferentes de lo que ocurriría, mientras que Alexei esperaba un momento fogoso como solo ella podría dárselo, soñaba con esos minutos de intimidad que se convertían en horas y en los que sus manos y sus labios podían recorrer cada espacio de su cuerpo , pero termino topándose con algo totalmente diferente, Montserrat estaba esquiva a sus abrazos y a sus carias, no quería ni dejaba que la tocara, era como su tacto ahora le quemara de tal forma que le parecía aberrante imaginar sus manos sobre su piel desnuda.

- Vamos, si sabes que pronto seremos esposos, marido y mujer y dentro de tus responsabilidades estará complacerme hasta que mi libido este satisfecho.

El rostro de ella fue un completo poema, no, era claro que eso no iba a suceder, no iba a permitir que él volviera a poder sus manos sobre ella, no se imaginaba siendo acariciada por las mismas manos que seguramente en ese tiempo habían bajado mas de una braga en toda la mansión gris o peor en los burdeles en los que perdía su atención antes de que ella llegara a su vida. Una mujer como ella no se iba a rebajar ante tal humillación. Sí, se casarían, pero no actuaria con el como si fuese su esposo, lo ultimo que estaba en sus planes era jugar al matrimonio, ella no iba a fingir algo que no le nacía y que no deseaba, o que, si deseaba, pero que se negaba a recibir por orgullo.

- No te confundas, mi plan no es jugar a la familia contigo. Se sentó sobre la cama – Te respetare hasta el punto en el que tu lo hagas clara, pero no me pidas que te permita entrar en mi cama cuando solo Dios sabe donde has perdido tu cabeza y metiste tu m*****o.

Aquello lo hizo sonreír, le encantaba ver cómo, aunque lo negara le hervía la sangre en el solo pensar que él había estado con otras mujeres y no lo negaría, antes de volverla a ver trato de encontrarla en otras pieles, pero eso fue imposible, nada ni nadie podría compararse con aquella mujer de cabello color sangre que lo tenia completamente sumido ante sus pies. Quizá ella no lo sabía o prefería ignorarlo, pero el amor que sentía por ella era tan profundo y fuerte que lo había llevado incluso a olvidar que ella y Pacinelli habían estado juntos a solas por muchas horas en una suite privada de un lujoso hotel en el centro de Roma.

Su estancia en Italia no era mucha, pero si lo suficiente como para escudriñar en cada uno d ellos segundos de su vida en los que él no estuvo y que ahora conocía a cabalidad. Su relación con ese estúpido había iniciado después de la ultima vez que ellos se habían visto en Roma, todo al parecer era en titulo de negocios y porque el padre de Daniel estaba agonizando y pronto todo pasaría a su heredero. Montserrat nunca dejaba nada a la ligera ni cabos sueltos, por lo que antes de que Rogelio muriera lo visito y sostuvo hasta donde se puso una conversación él y formalizaron que sus alianzas permanecerían vigentes incluso después de que sus restos yacieran en el panteón.

De allí nació su cercanía con el hijo menor del viejo, una relación que se fue convirtiendo en algo más al Montserrat ver que él no era lo suficiente frio y tenas como para manejar un negocia como el que ella tenia en su empresa, no deseaba que por un descuido o por una estupidez todo lo que había construido con su tío durante tanto tiempo se fuera a la basura. Por ella decidió que lo mejor era tenerlo cerca, vigilarlo y en la menor de las oportunidades deshacerse de él y que todo quedara siendo de ella y de esa forma no tendría que preocuparse de más nada, pero entonces se entero de su embarazo y termino sumida en el estrés y la indecisión de si tener o no a los niños.

No era crueldad, de hecho, era lógico que pensara en eso, era la Regina, quien se suponía debía poner el ejemplo y cumplir con las tradiciones de la Famiglia. Dar a luz a hijos sin tener una relación formal, habiendo terminado un compromiso y aun peor sin estar casada, solo se prestaría para que la señalaran y su apellido se prestara para la bula, por ello negar que no pensó en no tener a Dante y a Alek era una mentira, porque si pensó en deshacerse de ellos, pero la misma vida le mostro que quizá era necesario que aquello ocurriera para que se diera cuenta que no siempre los códigos te dictan hacer lo correcto para contigo misma.

Contra todos incluso en contra de su tío decidió dar continuidad a su embarazo, se comprometió a darle lo mejor del mundo a sus hijos y si por ellos tenía que sacar lenguas. y cortar cabezas lo haría, eso es lo que se espera que una madre haga por sus hijos, que no tenga limites por ellos y sobre todo que este dispuesta a sacrificar hasta lo que antes consideraba importante y eso fue justo lo que Montserrat hizo, no fue fácil, muchos de sus terratenientes se revelaron e Italia entro en una lucha interna en la búsqueda de arrebatarle el poder, pero ir en contra de ella no era sencillo, sobre todo por el poder y dominio que poseía y todos lo que en su contra estuvieron ahora yacían en el fondo del puerto de Palermo.

Las náuseas y mareos la acompañaban casi todas las mañanas, estaba que se moría en los primeros meses, sus niños no fueron fáciles de mantener dentro de ella, sobre todo cuando fue víctima de dos atentados que colocaron sus vidas en riesgo, pero al verlos nacer, al tenerlos en sus brazos la hicieron sentir la mujer más afortunada y feliz del mundo, aun cuando eran la viva imagen de su padre, ambos eran rubios, con esos ojos azules penetrantes y sus perfectas cejas, se los imagino desde ese momento a los dos sentados en el regazo de Alexei sonriendo, tomando su barba y jugando con padre.

Decidir no decirle nada fue algo muy difícil, ella quería, lo deseaba, pero al mismo tiempo sabía que era un peligro. Sus hijos estaban seguros bajo su protección, con ella y con las pocas personas que sabían de su existencia, pero sobre todo no podía sacarse de la cabeza el hecho que ese ruso no era un hombre el que ella pudiera confiar de un todo. Toda su separación se dio por su desconfianza por creer que ella era capaz de hacerle daño sin tener en cuenta el daño que ella había sufrido, la perdida de Gabrielle aun le pesaba, aun sentía en su pecho la sensación de contracción cuando murió prácticamente en sus brazos en el jardín de la casa en la que ahora estaba hablando de matrimonio con él hombre que de alguna forma era el responsable de su muerte.

- Vamos te ves hermosa cuando estas celosa, no sabes como me encanta saber que aunque sea con ira aun recuerdas como se sientes mis manos sobre tu cuerpo y el que imaginarme con otra mujer te ponga de esta manera es la prueba de que aún me amas. Se poso junto a ella y trato de abrazarla, pero rápidamente ella aparto su mano.

- No te confundas, solo es una más de las muchas razones que tengo para no dejar que me toque, ninguna de tus putas lograría que una mujer como yo se ponga celosa de ellas ¿Sabes porque mio Caro?, porque ninguna me da a los tobillos.

- Bueno, en eso tienes razón Zarina.

Estaban tan cerca, sus labios casi se rosan, pero entonces ella se levanto de inmediato al recordar la escena que había marcado su vida y la de la Famiglia para siempre, se levanto casi corriendo y se paro en el balcón, necesitaba sobreponerse a lo que sentía, lo amaba, pero no podía perdonarlo, sus vidas estaban unidas eso no podía negarlo, pero todo tendría límites entre ellos. Pero entonces sintió como era abrazada por detrás y una respiración se posó tan cerca de su oído que hizo que cada bello y nervio de su cuerpo reaccionaran ante aquel casi insignificante acto.

- Lo siento. Soltó un suspiro y continuo – Se que con esto no hago que recuperes lo que perdiste por mi culpa, porque se que él ya no esta por mi culpa, fue un error desconfiar de ti y creer en personas que nunca harían nada que no fuese para su propio beneficio. La giro para que la mirara a los ojos – Se que me gane el tiempo que me alejaste de mis hijos, pero te pido que me permitas estar con ellos y contigo como una verdadera familia, no soy un hombre sentimental lo sabes, pero aun sigo deseando todo contigo.

- No puedo confiar en tí, no después de lo que paso Alexei.

- Lo sé, por eso esta vez hare todo de la forma correcta y es por ello que quien te quito a Gabrielle ahora también ha perdido a su padre, tal cual como tú lo hiciste.

Los ojos de ella se abrieron con incredulidad, pero al ver la seriedad en aquellos ojos comprendió que no estaba jugando ni hablado de forma sarcástica, había matado al padre de Katherina solo para que ella sintiera lo mismo y se mermara, aunque fuera un poco de su dolor al saber que Gabrielle había sido vengado, no por ella, pero si por alguien que dentro de pocos todos llamarían Famiglia.

Del otro lado del Europa los gritos de la rusa se escuchaban por toda la casa, la bala de grueso calibre le había atravesado el corazón a su padre haciéndolo morir de manera inmediata sin darle si quiera tiempo para despedirse, lo tenía abrazado en el piso y aunque la seguridad fue rápida y lo llevaron a un hospital desde antes de salir de casa Braulio había muerto, lo único que ella tenía, la persona que la protegía y que la mantenía a salvo de Alexei ya no estaba, ya no había ninguna barrera entre ella y sus balas o peor aun de las torturas de las que disfrutaría someterla por lo que en el pasado había hecho.

Estaba sola, solo en el momento menos oportuno porque ahora no solo tendría que hacerle frente a un funeral doloroso y a un vida de soledad, también debería mirar a los ojos y enfrentarse a la mujer que según ella le había quitado todo, Katherina debía decidir lo mejor para ella, pero en realidad no distinguía entre la valentía y el sui**dio.