—Mis hermanos no están.— Emma murmura rodeando los ojos. Jay, siempre ingresaba a su casa y parecía que tenía las llaves de la misma, y le molestaba terriblemente. No podía estar en pijama, porque sabía que él siempre podía aparecerse de la nada. —¡Hola, también para vos, Emma!— Sonríe gracioso. —Hola.— Suspira rodeando los ojos. —¿Veo que interrumpo, verdad?— Se burla. —Dudo que eso te importe, pero cómo ya te dije antes, ellos no están.— Sonríe cínica. —Lo sé perfectamente, miss universo, vengo a esperarlos y a traerle algo a Evan.— Sonríe divertido. Emma suspira y asiente, queriendo perderse de su vista, cómo es que siempre hacía que él se encontraba en la casa. —Genial.— Murmura. No quería tener un enfrentamiento con Evan y que él mismo le echa la culpa de que estaba molestan