—¿Aburrida, miss universo?— Jay la interrumpe comiendo unas franui. Una delicia argentina, de la Patagonia, que sólo conseguía gracias a una encomienda que le enviaba cada dos o tres meses un gran amigo de allí. Jay había degustado aquella delicia de chocolate y frambuesas en unos de sus viajes a conocer las mejores playas, lagos y mares para poder disfrutar del espectacular deporte que él practicaba a diario. Ella achina sus ojos, para luego quitar la vista de su laptop, mirarlo aburrida y cansada. No se encontraba de esa manera, sino que estaba muy compenetrada escribiendo y Jay la había interrumpido, llegando al punto de preguntarse: ¿Por qué es que él estaba en su casa si ninguno de sus hermanos todavía había vuelto? —Estoy trabajando en un proyecto y tu presencia me está distray