Avis levantó su rostro del pupitre con mucha pereza y pesadez en sus ojos, rodó la mirada a un grupo de estudiantes que estaban amontonados y soltaban gritos de emoción.
—¡No lo puedo creer, mira, mira! ¡Ahí está otra vez! —escuchó que dijo una joven.
Avis se levantó de su puesto al notar que algo sucedía, rodó la mirada por todo el salón de clases y vio que había varios grupos de estudiantes amontonados emocionados viendo algo. Se acercó a un grupo para poder curiosear.
—¿Qué sucede? —preguntó.
Un joven alto, de piel morena y ojos negros volteó a verla con una gran sonrisa desplegada.
—¡Hay otro video donde se ve una nave extraterrestre en el cielo! ¡Volvieron a ver el hilo! —soltó con los ojos rebosantes de emoción.
—¿Qué? —Avis frunció el ceño.
—Aunque no lo creas, es cierto, se puede ver claramente.
—Quiero ver.
Avis buscó su celular en su bolso que reposaba en la mesa de su escritorio.
—No querida, no está montado en las r************* , intentaron hacerlo, pero lo borraron en cuestión de minutos. El video solo es enviado en privado, por eso es difícil verlo —explicó el joven.
Avis volteó a verlo con impresión, después se acercó al grupo para poder curiosear el video. Pudo divisar la imagen en movimiento de una especie de hilo en el cielo que se movía circularmente mientras al fondo se escuchaban gritos de personas, algunas emocionadas y otras asustadas.
—¡Dios mío, está bajando, corran, corran! —gritó una joven y en ese momento finalizó el video.
Avis se alejó un poco del grupo, limpió su nariz y dejó salir un bostezo.
—Qué mierda —soltó mientras tomaba su bolso de la mesa.
Ella quería hacer ver que no le impresionó el video, pero su corazón no dejaba de latir. Era la sexta vez que un video de extraterrestres se virilizaba y ponía en pánico a las personas. “El hilo en el cielo”, así apodaron a la nave extraterrestre que en varias partes del mundo estaban viendo y creaba oleadas de histeria colectiva.
—Claro, claro, nada de eso es cierto —soltó el chico a su lado con tono aburrido mientras ponía los ojos en blanco.
—Matías, eso no es importante ahora, prefiero preocuparme por lo que se vendrá para nosotros si los presidentes no resuelven sus disputas —dijo Avis mientras acomodaba su bolso en uno de sus hombros.
—¡Oye, dormilona! —escuchó Avis detrás de ella.
Una joven de piel trigueña con cabello liso largo la abrazó por atrás mientras soltaba una carcajada.
—Ay, Mary —soltó Avis entre risa.
—Tengo pereza de estudiar ahora —dijo Mary e hizo un puchero.
La joven se alejó de la espalda de Avis y puso rostro aburrido.
—Solo será por una semana, después podremos deshacernos de todo cuando se termine la semana de parciales —explicó Avis intentando soltar una sonrisa.
—Admiro tu optimismo —esbozó Mary—, yo no puedo más, esa profesora de biología parece odiarme, creo que reprobaré con ella.
—Pero si vas con esa mentalidad —dijo Matías rodeando la cintura de la joven—. Tranquila, todo saldrá bien, cuando termine el semestre hacemos un paseo a la playa, ¿qué te parece?
—¡¿En serio?! —Mary abrió los ojos de la emoción.
—Sí, pero debes pasar biología.
—Eres cruel…
El grupo de chicos salieron del salón de clases mientras conversaban. El día era gris y mientras caminaban a las afueras de la universidad encontraban mensajes escritos en las paredes que decían “los extraterrestres invadirán nuestro planeta”, “el fin del mundo está cerca”, “los gobernantes nos matarán como lo hicieron con el planeta”.
—¿Creen que sea cierto eso de que la disputa entre los presidentes es porque hicieron algo muy malo al planeta? —preguntó Avis mientras caminaban.
—No hablemos de eso ahora, me da escalofríos de solo pensarlo —dijo Matías.
—Cierto. Me muero del hambre, vamos a comer algo —convidó Avis.
El reloj suspendido en la pared blanca de la sala marcaba las tres de la madrugada y los párpados de Avis no podían más. La joven masajeó su rostro con las palmas de sus manos, frente a ella se encontraba su amiga Mary terminando un trabajo que debían entregar al día siguiente.
—Ya estoy terminando, puedes ir a dormir si quieres, ya terminaste tu parte —dijo Mary sin dejar de mirar los papeles que reposaban en la mesa.
—Bueno, pondré el despertador, ¿te demoras mucho?
—No, voy en un rato —respondió Mary.
—Bien…
Avis se levantó con algo de pereza de la silla y se dirigió a su habitación, al entrar caminó hasta la cama y se tiró cayendo en cuestión de segundos en un profundo sueño.
Volvió a suceder, sintió que su alma se desprendió de su cuerpo y viajó muy lejos, a un lugar bastante confuso para ella.
Era como un sueño vívido lo que había frente a la joven. La vista de un inmenso mar que se perdía en el horizonte lleno de un poco de neblina iluminada por el bostezo de sol. Avis caminó hasta la punta del precipicio y dejó que sus pulmones se llenaran de aquel aroma salado y refrescante.
Después de unos minutos comenzó a caminar por aquel lugar un tanto rocoso, se sorprendió al ver a lo lejos un columpio que descendía desde el cielo. Las ganas por verlo de cerca la invadieron, así que comenzó a correr hasta él y al poder apreciarlo de cerca notó que parecía ser de un material metálico con forma de cuerda.
Siendo Avis una joven bastante animada y un tanto infantil, no dudó ni un segundo en sentarse en el columpio y mecerse mientras dejaba salir grandes carcajadas emocionadas.
Era un gran sueño, estar allí meciéndose mientras contemplaba aquel hermoso atardecer frente al océano. Un momento perfecto, uno que sabía que nunca pasaría en la vida real.
—¿Te diviertes? —escuchó una voz a su lado.
Avis rodó la mirada a la derecha y vio a un joven de cabello violeta oscuro, casi n***o, los ojos de mismo color, pero mucho más claros y vestía un uniforme n***o estilo militar.
La joven dejó de columpiarse y tragó saliva. Recordaba haber visto a ese joven en otros de sus sueños, pero nunca habían hablado.
—¿Es tuyo el columpio? —preguntó Avis.
—No, no —el joven dibujó una sonrisa—. El columpio celestial no es de nadie.
—¿Columpio celestial?
—Sí, así se llama.
Avis alzó la mirada al cielo y quedó con la boca abierta, era imponente la vista. Se podía apreciar varios mundos desde allí, en total cuatro, tenían colores azules oscuro, rosa, gris y amarillo.
—Esto… ¿realmente es un sueño? —musitó.
Podía sentir todo muy real, una gran felicidad dentro de su ser y no quería despertar.
El joven se acercó a ella, comenzó a repararla y detalló su rostro como si se tratara de un bicho raro.
—¿De dónde vienes? —le preguntó.
—¿Qué? —inquirió Avis.
En aquel momento Avis sintió que la estrujaron y esto hizo volver su alma a su cuerpo haciendo que diera un salto de la cama.
—¡Rápido, cámbiate! —gritó Mary—. ¡La maldita alarma no sonó!
Avis procesó lo que dijo su mejor amiga mientras rodaba la mirada por el cuarto, quedó viendo una ventana por la cual se apreciaba el claro de la mañana.
—¡Mierda! —gritó, haciendo que su piel se erizara.
Pasaron cinco horas en las cuales Avis salía de una clase y entraba a otra, todas estando bajo presión. Se juntaba con amigas para repasar las preguntas que seguramente saldrían en sus exámenes, la pobre Mary en un momento se detuvo a llorar por el estrés que estaba viviendo y Avis tuvo que consolarla.
—Tengo el estómago revuelto porque el estrés me está matando, siento que no voy a pasar el semestre —decía Mary entre el sollozo mientras movía sus manos.
Avis estaba sentada en las gradas de una cancha de fútbol concentrada escuchando a su amiga, dejó salir un suspiro y alzó la mirada al cielo. A su mente llegó el recuerdo de una parte de su sueño, fue tanto la conmoción que su piel se erizó por completo.
—No lo puedo creer —soltó.
—¿Qué sucede? —inquirió Mary.
Avis volteó a ver a su amiga, sus ojos mostraban lo sorprendida que estaba.
—Amiga, anoche soñé que estaba en un mundo muy extraño, había un columpio celestial que salía del cielo y se podían ver mundos con colores raros, también había un chico súper guapo que estaba cambiando con un uniforme militar raro y me habló.
Mary quedó congelada con la boca entreabierta, después frunció el ceño.
—¡Yo estoy alterada por el examen de biología ¿y tú te pones a hablar de un columpio?! —se enfadó.
—Ah… —Avis no sabía qué explicar—, amiga, solo lo recordé y… fue algo increíble.
—¡Así que no me estabas prestando atención! —Mary se levantó de la grada.
—¡Espera, no malinterpretes! —intentó explicar Avis.
—Jódete Avis, gracias por tu comprensión —Mary comenzó a limpiarse las lágrimas mientras bajaba de las gradas.
—¡Mary, espera!
Era de noche y Avis estaba asomada por el balcón de su cuarto apreciando las estrellas, le parecía mágico aquel lugar que soñó, el espacio exterior y todo lo relacionado a él. Sentía que había algo extraño en su cuerpo, como un sentimiento de nostalgia que la atrapaba y no podía explicar. De alguna forma, le parecía que se sentía conectada con los extraterrestres.
—Mi pequeño secreto —balbuceó y después dejó salir un suspiro.
Dos meses después:
—¡Avis, amor mío! —escuchó la joven que gritaron detrás de ella.
Unos brazos rodearon su cintura y le plantaron un beso en una de sus mejillas.
—¡Matías! —soltó Avis dejando salir una sonrisa amigable.
—Adivina lo que tengo en mi poder —dijo el joven mientras caminaba a su lado.
—¿Un video de una aparición del hilo en el cielo?
—¡Wao! ¿Cómo sabías?
—Te obsesionan esas cosas, así que es muy obvio —respondió Avis.
—Bueno, lo acepto —Matías dejó salir una carcajada—. ¿Quieres verlo?
—Sí, claro —aceptó la joven.
Avis se dio cuenta que estaba mostrando mucho su emoción, así que trató de calmarse.
Matías sacó su celular de un bolsillo de su pantalón y le mostró el video.
—Esta vez fue cerca de aquí, el avistamiento se dio en las montañas del norte, ¡impresionante!
Avis quedó bastante impresionada con el video, se veía claramente la nave sobrevolando bastante cerca de las montañas.
—¡Acerca más la cámara! —se escuchaba la voz de un joven en el video—, ¡mira, se va, se va!
El video finalizó y Matías soltó un grito de emoción.
—¡Lo mejor es que las r************* están invadidas hablando del tema! Quieren que los gobiernos expliquen lo que está sucediendo, está totalmente revolucionado el mundo con este último video —explicó Matías.
Los jóvenes iban saliendo del campus de la universidad mientras hablaban del tema, bueno, Matías le contaba la noticia y Avis solo se resumía en escucharlo.
Le gustaba saber todo sobre los avistamientos porque así se sentía más en contacto con los sueños que tenía desde hace dos meses.
—¡Avis, Matías! —Mary corrió hasta la joven cuando llegaron a la entrada de la universidad.
—¡Mary, ¿cómo te fue?! —preguntó Avis.
—Muy bien, genial —respondió Mary cuando estaba frente a los jóvenes.
—¡Qué bueno amiga! —soltó Avis.
—Te dije que saldrías bien, el problema es que eres demasiado dramática —dijo Matías.
—Hoy debemos celebrar que se acabaron las clases, ¡por fin podré dormir todo lo que yo quiera! —soltó Mary muy alegre.
—Mejor salimos mañana, yo hoy quiero llegar a mi apartamento y dormir toda la tarde y la noche —dijo Matías—. Pero mañana sí pasarla bueno.
—Sí amiga, yo también quiero dormir, salimos mañana —Avis desplegó una sonrisa emocionada—. Vamos primero a comernos esos perros calientes gigantes.
—¡Ay, sí, “El monstruoso”! —se emocionó Matías.
—Yo quería ir hoy —dijo Mary mientras caminaba al lado de sus amigos.
—Hermosa, mañana, descansa hoy. Ayer no dormiste nada repasando para el examen —explicó Matías.
—Pues sí, tienes razón, ¡pero que sea cierto que primero iremos a comer “El monstruoso”! —aceptó Mary.
—Sí, y después nos iremos a emborrachar hasta perder la conciencia —informó Avis.
—¡Eso me encanta! —soltó Mary.
Avis alzó la mirada al cielo donde pudo notar varios mundos de colores azul oscuro y violeta. Retuvo la respiración por un momento y después desplegó una sonrisa al sentir que alguien se posicionó a su izquierda.
—Nuevamente estoy soñando —dijo Avis mientras volteaba a verlo.
Era un joven de cabello violeta oscuro, ojos del mismo color, pero más claros, piel bastante pálida y vestía un uniforme estilo militar de color n***o. Siempre llegaba a acompañarla en sus sueños, todas las noches, nunca faltaba.
—Seguramente yo también —confesó el muchacho—, pero, tenemos un problema esta vez.
—¿Cuál? —inquirió la joven mientras paseaba su mirada por el gran valle lleno de flores azules con tonos amarillos, a lo lejos una hermosa puesta de sol adornaba el hermoso lugar.
—Creo que no somos producto de nuestra imaginación —explicó el muchacho—, me acaban de hacer un examen.
—¿Para la misión que harás a otro mundo?
—Sí, para esa misión.
—¿Intentarás salvar las vidas de ese mundo que va a acabar?
El joven desplegó una sonrisa muy cariñosa mientras se sentaba en el suelo frente al gran atardecer.
—Rescataremos a algunos de nuestra r**a que viven en ese mundo, —miró fijamente a Avis—. Al hacerme el examen me dijeron que tengo un pequeño problema con una interferencia de una energía que no pertenece a nuestro mundo. Todo este tiempo creí que eras producto de mi imaginación, pero no es así.
—¿Estás diciendo que en realidad estamos hablando y no es un simple sueño? —Avis frunció el ceño—, ¿existes en la vida real?
—Claro que sí.
Hubo un momento de silencio en el que Avis intentó procesar la información que le acababan de dar.
—Entonces… todo esto es real —se sentó al lado del muchacho—, soy amiga de una persona que vive en otro mundo —desplegó una sonrisa emocionada mientras lo veía fijamente.
—Hay un problema —dijo el joven tornando su mirada seria—. Debo eliminar la interferencia de energía, eso quiere decir que ya no podrás visitarme más en mis sueños.
—Ah… Vaya —Avis inclinó la mirada—, entonces, me imagino que esta es la despedida.
En aquel momento los jóvenes vieron aparecer un televisor en el valle y fijaron su mirada en él.
—¿Qué es eso? —preguntó el muchacho.
—Ah… Es un televisor, es un medio de entretenimiento cuando no tenemos nada que hacer. Mi compañera debe estar viendo las noticias y estoy a punto de despertarme del sueño —explicó Avis mientras ellos se acercaban al objeto.
—¿Están en guerra? —inquirió el muchacho mientras prestaba atención a lo que sucedía en la pantalla del objeto.
—Se suponía que estaban en diálogos, ¿qué está pasando?
—Lo que estás escuchando en este momento mientras duermes es lo que estamos viendo ahora —explicó el chico, volvió su mirada a la muchacha—. ¿Cómo se llama tu planeta?
—Tierra.
—Avis, ese es el plantea al que voy a ir —informó mientras ponía sus manos encima de los hombros de la joven.
—¡¿Qué?!
Avis comenzó a desaparecer en aquel momento al igual que el televisor.
—Ah… Voy a despertar —soltó Avis con miedo.
—¡Avis, despierta! —escucharon un gran eco.
—¡Axon, ¿qué hago?! —gritó Avis muy asustada.
—¡Ve a los bosques, aléjate lo que más puedas de las grandes ciudades! —aconsejó el joven con rapidez.
—¡No quiero morir! —Avis soltó el llanto.
—¡No lo harás!
En aquel momento la chica terminó de desaparecer y sintió que volvió a la realidad que rodeaba su cuerpo, vio a su amiga desesperada inundada en llanto y con las manos en la cabeza.
—Mary, ¿qué sucede? —preguntó Avis llena de mucho miedo.
—¡Tiraron una bomba, la ciudad desapareció por completo, mis papás…! ¡Ellos estaban allá, murieron…! ¡Están diciendo que corramos! —gritó Mary muy desesperada— ¡Avis, nuestras familias, están muertas! —Mary llevó las manos a su cabeza.
—¡¿QUÉ?! —Avis se levantó de la cama de un salto y palideció mientras intentaba procesar la noticia.
Rápidamente corrió hasta la sala donde estaba el televisor encendido y pasaban unas imágenes a tiempo real donde se veía un gigantesco hueco mientras la voz del reportero se escuchaba llena de miedo y un tanto quebrada.
—Ha desaparecido por completo… —decía el hombre.
Avis soltó un fuerte grito mientras se agachaba.
—¡MI FAMILIA! —soltó con fuerza.
Llevó las manos a su cabeza y jaló con fuerza sus cabellos castaños oscuros mientras cerraba sus ojos. Mary se acercó a ella y la abrazó, dejó salir su llanto a todo pulmón.
Escucharon que la puerta del apartamento comenzó a sonar, pero ninguna de las dos tenía la fuerza como para levantarse del suelo e ir a abrir.
—¡Mary, Avis, abran, soy yo, Matías! —escucharon que habló un joven— ¡chicas, debemos irnos, la ciudad va a ser invadida, estamos corriendo peligro! ¡Vamos!
Mary se levantó y con su cuerpo tembloroso se acercó a la puerta, abrió y a su vista apareció Matías que traía consigo un bolso en la espalda. Ellos se abrazaron y Matías intentó consolarla, pero después se apartó.
—Lo siento mucho por sus familias, pero… deben ser fuertes e intentar salvarse ahora. Todos están saliendo de la ciudad, seguramente van a atacarla, además, dicen que los químicos de la bomba llegarán pronto —explicó.
Mary rodó la mirada a su amiga que no dejaba de soltar gritos tirada en el piso.
—¡Avis, Avis, debemos irnos! —gritó Mary mientras se acercaba a ella.
Matías corrió hasta Avis y la tomó de un brazo para así intentar levantarla, comenzó a gritarle al rostro para que la chica saliera del trance en el que se encontraba.
—¡Avis, cálmate, reacciona, debemos huir! —le gritó. Al ver que ella no respondía, le dio un fuerte bofetón que dejó su mejilla roja— ¡vamos, debes ser fuerte!
La muchacha intentó tranquilizarse, después miró a todos lados y notó en una ventana el cielo gris por el que sobrevolaba un helicóptero y en aquel momento sonó una gran bocina. Fue ahí donde su mente reaccionó y se levantó del piso.
—¡Vamos! —dijo Mary mientras corría a un cuarto y después salió con dos chaquetas negras, le lanzó una a su amiga y se comenzó a poner la otra.
Matías tomó a Avis de una mano y a Mary de la otra, corrieron por el largo pasillo que era invadido por otros jóvenes que intentaban escapar del edificio despavoridos. Comenzaron a bajar unas escaleras en la cual se podía ver por una pared de cristal la ciudad, era un desastre, las personas salían de sus autos ya que los grandes trancones no los dejaban avanzar y todos querían salir de la ciudad.
—¡¿Cómo vamos a escapar?! —gritó con desespero Avis a su amigo.
—En moto —respondió el muchacho.
—Pero es muy peligroso con todo este caos —dijo ella.
Los jóvenes llegaron a la entrada del edificio donde encontraron a un joven en una esquina muy desesperado y a su lado estaban dos motos de color n***o que con solo verlas sorprendieron a Avis y la llenaron de mucho miedo por su imponencia.
—¡Oye, mírame!, —dijo Mary a su amiga mientras la veía fijamente— ¡lo importante es vivir ahora!
Ellos se acercaron al joven y Matías se montó en una de las motos, rodó la mirada a su amigo quien también hizo lo mismo.
Matías pasó el bolso a Mary quien se lo puso en la espalda y después miró a Avis que entendió la referencia y cuando vio que el chico encendió la moto, se montó.
—Abrázame con fuerza, no pienso ir despacio —le advirtió el chico.
Avis rodeó la cintura del muchacho con fuerza y después cerró los ojos cuando el joven comenzó a conducir muy rápido. Ellos esquivaban a las personas y los carros de una manera bastante peligrosa, haciendo que la joven soltara gritos.
En un momento Matías se acercó a la moto y le gritó algo a su compañero que Avis no logró escuchar ya que sus oídos se encontraban llenos del ruido del aire. Solo podía ver cómo la moto poco a poco se iba adentrando a una estrecha trocha lejos de la ciudad y comenzaba a aparecer cada vez más árboles y pronto el ruido de las personas desesperadas eran solo recuerdos.
—¿A dónde vamos? —le preguntó al joven.
—A un lugar seguro por el momento —respondió.
Avis ya no sabía cuánto tiempo llevaba en aquella moto, pero ya habían pasado varias horas y su destino era muy incierto. Aunque, vio una enorme colina la cual comenzaron a subir y en la cima se encontraba una pequeña cabaña rodeada de muchos árboles. Ahí se detuvieron y por fin Avis pudo pisar tierra.
Todos se acercaron a la cabaña y el muchacho que Avis no conocía, sacó de uno de los bolsillos de su pantalón una llave y abrió la puerta.
—Bien, por hoy estamos a salvo aquí —dijo el joven.
Avis entró a la cabaña y la comenzó a reparar, tenía un ambiente acogedor, todo era rústico y de madera. Estaba bastante limpio, se notaba que alguien ya había preparado con antelación la llegada de ellos allí.
—¿Cómo sabes que estamos seguros aquí? —inquirió Mary mientras caminaba por la pequeña sala.
—Bueno, eso se lo debes preguntar a Matías, según él, si nos íbamos al sur, escaparíamos de los químicos de la bomba, pero… no sabemos si bombardearán esta zona —explicó el muchacho.
—Ya te lo dije Jason, si vamos por el sur no sucederá nada —dijo Matías.
—¿Cómo sabes que mientras descansamos ninguna bomba nos va a caer en la cabeza? —cuestionó Mary—. La guerra acabó de comenzar y parece que los presidentes se han vuelto locos y nadie sabe el por qué, simplemente están matando a millones de personas. Nadie está a salvo ahora.
—Yo sé por qué están peleando, bueno, se lo escuché decir a mi papá mientras hablaba por teléfono —dijo Matías con tono serio, llevó sus manos a la cintura y respiró hondo—. Estamos en el fin del mundo, si esta guerra no nos mata, habrá cosas peores que sí lo harán.
—¿De qué estás hablando? —inquirió Mary estupefacta.
—Se hizo un experimento y falló. El planeta ahora se podría decir que está enfermo —Matías se detuvo por un momento—, esta guerra es porque se están disputando quién tuvo la culpa. A nadie le gustaría cargar con el peso de haber matado a un planeta completo.
—¿Cómo es eso que el planeta está enfermo ahora? ¿Qué va a pasar? —inquirió Mary asustada.
—Bueno… Por lo que sé, el núcleo se ha vuelto inestable y esto creará en la superficie grandes desastres naturales dentro de poco, temblores, tsunamis y todo lo que puedas imaginar.
—¿Y cómo vamos a estar a salvo con todo lo que va a pasar? —inquirió Mary con tono muy desanimado.
—Es que no podremos salvarnos, es nuestro fin —respondió Matías.