3 Omegas y Alfa tratando de sanar :
Arruinar mas 30 años, por un quizás. No podía, simplemente no podía aún no estaba listo para eso. Conocía a Ricardo de casi toda la vida, se criaron juntos, estudiaron juntos, se amaban, pero jamás se lo diría, este aún estaba a tiempo de encontrar a alguien mejor, pero mi egoísmo no me dejaba soltarlo definitivamente...
Me sentía un monstruo mostrando desinterés, para que se vaya, pero tirando de la cuerda para que no se vaya en realidad. Quizás él lo sabía, al fin al cabo ese era su Don, por alguna razón misteriosa él lo sabía todo.
Acaso tan malo era mintiendo, o soy demasiado transparente, pero ¿Cómo le digo?
"Ricardo yo te am...
—Yo también —alzándome para llevarme vaya a saber donde."
Por algunas razones todas terminaban en el raptándome, quizás en otras circunstancias hubiese sido romántico, pero a mí me ocasionaba que no pudiese respirar, me quédese helado, las manos me tiemblen.
Quizás nunca rehaga mi vida, Quizás mi destino es morirme solo.
La relación con la ecografa no avanzo, no por ella sino por mi por mi inseguridad a pesar de que ella tuva la mejores intenciones, por lo que lo mejor era terminar con eso, con la escusa de sus celos hacia Ricardo, sino puedo con ella menos lo hare con él.
Aunque ahora llevabamos una excelente amistad, debido que el pasado nos unía.
Recordando la primera noche que intentamos intimar cada vez que intentaba intimar mis inseguridades salían a flote.
Ella apagaba la luz, yo la prendía.
Ella se sacaba el sostén, yo me tapaba los ojos.
Ella me besaba, y a mí me dolía.
—¿Cómo que te duele? Si solo te estoy besando.
Yo no quería mirarla, ya que si la veía y me tapaba los ojos iba a ser peor, asi que segui mirando la pared
—Yo no dije eso. —Me atrapo, me tenía acorralado, y no tenía donde huir.
—Dijiste bien claro que me detuviera que te dolía, aparte mírame carajo.
Sus tetas no paraban de mirarme, y yo no podía dejar de mirarlas
—Quizás debamos hablar más, dime no quieres contarme algo de tu pasado.
Ahí estaba ella sentada sin sostén tratando de que abriera con ella, que le contara mi pasado.
—Yo —levantando mi mano, para tocarle una teta y empezar a acariciarle su pezón.
—Riquísimo, pero es en serio, necesitamos hablar.
—Yo yo, yo no puedo decirlo es un secreto —Largándome a llorar frente a ella, dándome cuenta que jamás escaparía a los traumas ellos me seguirían toda la vida. —No puedo simplemente me cuesta contarlo, si lo hago me dejaras, si me muestro tal cual ya no queras estar conmigo.
—¿Por qué no te quería? ¿Cómo puedes decir semejante falacia?
Eres bellísimo, mírate cualquier mujer u hombre quería estar con alguien como tú, quizás tu carácter no, pero...
Me quité la camisa, para mostrarle aquellas marcas mis cicatrices. Cada marca, cada golpe de aquel tipo cada violación, que aunque pasaron décadas ellas seguían allí, atormentándome.
—¿Qué te paso? ¿Quién te hice eso?.
—Yo no puedo, yo tenia 1.
—Tú no tuviste la culpa.
Aquella frase, conocía esa frase.
Cómo olvidarla si esa frase era de mi madre.
Entonces ella me conto su historia, la historia de como un angel salvo su vida, un verdugo para los injustos un salvador para sus inocentes ojos, alguien a quien conocía como la muerte.
...
Continuaria...