Capítulo 13: Irresponsable

523 Words
Empecé a convulsionar ahí mismo, mi mente empezó llenarme de imágenes de hacía solo minutos. Había intentado defenderme, pero de un golpe me aturdió, y empezó a quitarme la ropa, a desnudarme. —Basta. Lo golpeé con una piedra y me devolvió el golpe, dejándome un ojo hinchado y recontra aturdido ahora que recordaba aquel tipo me mordió el cuello durante aquel acto, me mordió, por lo que me sobresalte y reaccione… —¡Me mordió! Estaba con una mascarilla de oxígeno, y en una camilla cuando pegue aquel grito, todo se me movió, podía escuchar biu biu biu de la ambulancia. La oficial que me había salvado estaba ahí, y del otro un paramédico. —Tranquilo, ya estamos llegando al hospital. —¡Me mordió! ¡Me mordió! Me llevaron a la guardia, y tuvieron que sedarme para poder revisarme, a ver si no me desgarro algo, y si me desgarro por lo que tuvieron que hacerme una cirugía para que dejara de sangrar y reconstruir parte de la zona desgarrada. Los brazos me dolía, las piernas ni hablar el cuerpo tenía llenos de hematomas enormes. Esa noche en hospital convulsione 3 veces. Al despertar de la cirugía, estaba en la habitación con suero, mis manos atadas y todo el bajo vientre vendado casi hasta la mitad de los muslos. Al ver a los costados mis hermanos estaban allí viéndome uno de cada lado completamente quebrados, llorando. —Te juro que si lo veo, lo mato. —Lo matamos. —Mas le conviene que no lo liberen, que no lo liberen nunca Me habían sedado tanto que ni hablar podía, mi ojo estaba cubierto con una venda. —Tengo sed, quiero agua. Debido a la mordida de aquel tipo, el escalofrío se volvió recurrente, podía sentir sus dientes, apretándome el cuello y su olor atormentándome. Mientras él viviera, mi vida sería un infierno, durante 1 mes estuve internado, pero a la mitad de la internación aquel malestar desapareció, mi violador se había suicidado en el calabozo. Ese día lo recuerdo bien mis hermanos, vinieron con el verdugo que se enteró porque no estaba en casa. Este solo vino, me miro y se marchó, esa noche la noticia del suicidio de mi violador se hizo eco. Al menos podía vivir mi vida en paz o al menos lo intentaría. Tiempo después supe la verdad. El verdugo no era la persona mas fraternal, todo lo contrario nos odiaba por alguna razón, aunque el desconocía que nosotros sabíamos que era nuestro padre biológico, él a veces hacia cosas por nosotros. El hecho de que mandara a desvivir a mi agresor, no era de las opciones más correctas ante los ojos de la ley, pero para los míos eran más que suficientes. Cuando me dieron el alta, me recomendaron mucho reposo, mucha medicación, no esforzarme y terapia, cosa que no haría, no tenía ganas de vivir. habra pasado 1 mes y pico el verdugo empezo a caminar y poder hablar, pero sorpresa otro ataque psicótico le agarro y no nos reconocía -¿Quienes son ustedes? ¿dónde estoy? Dios mío, lo que nos faltaba. Continuara...
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