—¿Dónde esta mi gatita? —preguntó Liam. —¿Tu gatita? —replicó Ava al teléfono—. Suena a animal. Liam sonrió ladeado como a las chicas les gustaba. —A mí me suena a algo sexi. Liam llamó a Ava esa misma noche. Estuvieron separados casi toda la semana. Después que Liam fue fichado para ser visto por uno de los cazatalentos, no paró de entrenar horas extras con el resto de los chicos seleccionados. El entrenador no les daría cabida a los errores en el siguiente juego. Era vital para algunos de ellos. Liam no se negó a aprender, a que sus músculos sufrieran y a desplomarse en la cama como un roble cada noche. No le preocupaba el dolor físico, sino lo que la ausencia provocara en su relación. No quería perder a Ava por la falta de tiempo. —Lamento no tener tiempo para vernos —se discul
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