LA ENTREVISTA

1766 Words
(¿¡Documentos de identificación!?) —Repetí mentalmente y maldije mi mala suerte. Había llegado hasta acá para nada... —Sinceramente no puedo hacerlo, al llegar a Atlanta me asaltaron y robaron todo lo que tenía —me excusé con lo que claramente era una mentira. En cuanto esas palabras salieron de mi boca, la mirada de Damián se agudizó aún más como si me estuviese analizando. Jamás habría sobrevivido en el mundo de la mafia sino fuera excelente mintiendo así que no me costaba hacerlo. Sabia mantener mis nervios a raya, parpadear con normalidad, tener una postura relajada y sobretodo mantener el contacto visual. Damián nuevamente acomodó sus gafas con cierta elegancia y manteniendo su mirada fría en la mía. Un movimiento tan sencillo que jamás creí que podría verse tan sexy, ahora veo que si. —Lamento mucho haberla hecho perder el tiempo esperándome, pero entenderá usted que no puedo dejar entrar a una desconocida a mi casa y mucho menos para que esté tan cerca de mi hija —expresó con aquella severidad que me decía; que dijera lo que dijera no cambiaría de opinion. Y yo no insistiría, pues soy muy orgullosa para hacer algo asi. Me levanté del asiento y fingí una amable sonrisa con mis labios. —Entiendo su posición, gracias por tomarse el tiempo de entrevistarme —dije despidiéndome y sin esperar una respuesta me di media vuelta dispuesta a retirarme. —¿Cómo lo hizo? —lo escuché preguntar antes de que diera el primer paso. Nuevamente me volteé hacia él, pero esta vez con una expresión de confusión... —¿Hacer qué? —le pregunté. —Disculpe, mi pregunta fue un poco abrupta y faltante de datos —contestó mientras se acomodaba en el asiento. —En términos más claros, quiero saber; ¿cómo hizo para que mi hija hablara con usted? —preguntó. Su pregunta me había tomado por sorpresa, y no sabía cómo responder... —Bueno, Linsey es una niña muy dulce, debe ser así con todo el mundo —contesté vagamente mientras pensaba en que podía usar esto a mi favor, y decirle algo ingenioso para convencerlo de contratarme pero... —Realmente no. Aunque antes no era así... —contestó en un tono más bajo y destello de tristeza apareció en su mirada, pero no tardó ni un segundo más para aclarar su garganta y recuperar aquella frialdad y severidad en sus ojos. —Quiero decir que desde que murió su madre ella casi no habla, ni siquiera conmigo. Hacía mucho tiempo que ella no me saludaba de la forma en que lo hizo hoy —expresó. Él quería disimularlo delante de mi, una completa extraña. Pero aún así podía sentir la desolación en sus palabras y la tristeza en su mirar. —Me disculpo, no debí hablar de los problemas de mi hija con usted, no debe de entender nada y seguramente está confundida —afirmó ante mi silencio. —Tambien perdí a mi madre cuando era niña, tenía tan solo un año más que Linsey. Créame que entiendo mejor que nadie —solté sin pensar y Damián me miró algo sorprendido. —Si no le molesta señorita King, creo que deberíamos continuar con la entrevista —dijo señalando el asiento en el que me encontraba anteriormente. Decidí no preguntar, solo asentí y tomé asiento. —Bueno volviendo al tema de sus documentos de identificación, creo que no le molestará que yo utilice mis medios para saber quién es usted y así poder corroborar su identidad, ¿Cierto? —preguntó. Mi padre siempre me protegió de todo, sobretodo de las autoridades. Jamás permitió que vieran mi rostro o tuvieran pista alguna sobre mi y mucho menos que estaba involucrada con la mafia. La Reina era una reconocida mafiosa, pero Daphne King estaba limpia, era una ciudadana ordinaria. Ella jamás ha tenido ni siquiera una multa por estacionamiento. —Por supuesto, le daré todos los datos que necesite —contesté con seguridad. —Ok dicho eso podemos continuar. —Me parece bien —agregué con una sonrisa cerrada. Damián continuó preguntándome una serie de cosas sobre mi, tanto a nivel personal, educativo y laboral. Muchas de sus preguntas las respondí con más mentiras y otras con verdades a medias. —¿Así que sabe italiano y ruso? —me preguntó para rectificar lo que ya le había dicho. Asentí, —Asi es, como le decía, mi familia no era rica pero eso no limitaba mi mente, así que iba seguido a la biblioteca, y la bibliotecaria era rusa así que me interesó mucho su idioma, luego me interesé por el italiano y al crecer tuve la oportunidad de conocer a un amigo de Italia, así que perfeccioné el idioma —expliqué. A decir verdad, la única cosa sincera en mis palabras era que si sabía ambos idiomas, pero jamás hubo un amigo italiano o una bibliotecaria rusa. En realidad tuve una buena educación, ya que para mamá y papá era importante; además de que querían darme una oportunidad en el mundo si al crecer decidía alejarme de la mafia. Aunque cuando crecí use mis conocimientos para hacer negocios con la Bratva o mafia rusa. —Me gustaría que Linsey aprendiera esos idiomas —mencionó. —Yo estaría encantada de enseñarle —contesté. —Bueno después de todo lo que me ha dicho creo que es la candidata perfecta, tiene amplios conocimientos, es educada, sabe de modales y lo más importante, le agrada a mi hija —argumentó y continuó —Señorita King, como le había dicho tendrá unas semanas de prueba. Si corroboro su identidad y aprueba esas semanas, oficialmente será la niñera e institutriz de Linsey, además que aumentaré su sueldo. Tómelo como una bonificación por enseñarle ambos idiomas a mi hija. No pude evitar sonreír y no por el dinero sino porque creo que a medida que iba avanzando todo esto, conseguir este trabajo se había vuelto mi mejor opción y un objetivo; así que estaba feliz. —Muchísimas gracias por la oportunidad —expresé emocionada. —Y si no es mucha molestia preguntarle, ¿Cuándo puedo empezar? —Como le dije el trabajo es interno, casi 24/7 con sus debidos días de descanso, así que necesito que empiece mañana mismo —explicó. —Bueno si no es molestia para usted me gustaría empezar ahora mismo —mencioné llamando la atención de Damián, el cual me miró extrañado. —¿No tiene dónde quedarse esta noche señorita King? —preguntó. Lo miré un poco nerviosa, había cometido un error de cálculos al hablar de más, ahora debía explicarme. —Bueno me estoy quedando en casa de una amiga y su esposo, pero al parecer tienen fuertes problemas maritales, no quiero estar en medio —mentí. No quería ir a fuera a buscar un motel así que debía hacer el intento. —Bueno realmente no tengo problema, usted parece ser una persona decente. ¿Pero y sus cosas no las debe traer primero? —preguntó —No se preocupe, iré por ellas el día de mañana, claro si usted lo permite —aclaré. —Ok perfecto —mencionó para luego levantarse y extender su mano hacia mi. —Bienvenida señorita King. Sonreí emocionada, me levanté y tomé su mano con firmeza. —Muchas gracias, estoy a sus órdenes —aseguré. Quería ignorarlo pero era imposible. Sentía corrientes en todo mi cuerpo y mi mirada estaba condenada a perderse en la suya. Vi su manzana de adan subir y bajar, mientras trataba de mantenerse serio, ¿Acaso su corazón también latía tan fuerte como el mío? Tiempo después Olivia me llevo a la que sería mi habitación, la cual según lo que ella me informó se encuentra cerca a la de Linsey. Me siento aliviada de por fin tener un lugar donde ocultarme, así que no podía echarlo a perder. Haría el perfecto papel de la inocente y obediente niñera. Mientras me familiarizaba con mi entorno, Olivia volvió para ofrecerme algo de cenar y tomarme unas medidas para el uniforme... —Mañana le entregaré el uniforme —avisó con formalidad. —No tienes que traerme con tanto formalismo, me sentiría más cómoda si me dices tú en vez de usted —le pedí amablemente. —Bueno suelo ser muy formal, es parte de mi trabajo —contestó. —Pero ahora seremos compañeras de trabajo, además de que usted es mi superior, después del señor Damián —argumenté. Olivia pareció analizar un poco mis palabras y luego asintió. —Está bien —cedió y yo le sonreí agradecida. —Me alegro mucho que te hayas quedado con el empleo, se que a mi niña le hará muy bien tú compañía. Tal parece que ella vio algo especial en ti —agregó mientras anotaba las medidas en su cuaderno. Sonreí un poco abrumada, preguntándome ¿Por que Linsey se siente tan bien conmigo? ¿Qué habrá visto en mi? —Listo, como te había dicho creo que mañana podré entregarte los uniformes, no es seguro ya que tendré que mandarlos ajustar; tus medidas son más pequeñas de lo que pensé —mencionó Olivia. Corriendo de un lado a otro siendo perseguida por tus enemigos hace bajar de peso a cualquiera ¿No? —Muchas gracias señora Olivia —expresé. —Ya que yo te trataré con menos formalismo, tú deberías hacer lo mismo, es lo justo —mencionó. Sonreí, —Me parece bien. —Bueno descansa, mañana será tu primer día y debes estar muy despierta. Buenas noches Daphne —dijo dirigiéndose hacia la puerta. Miré la hora en el reloj, aún daban las 7:18 PM... —Olivia, ¿No necesitas ayuda con algo? ¿O con Linsey? —le pregunté. —Bueno, en pocos minutos serviremos la cena, pero debido a que aún no tienes el uniforme... —Puedo ayudarte en la cocina —dije interrumpiéndola. Olivia pareció meditarlo unos segundos y asintió. —Ok, me parece bien, hoy tenemos visitas así que un par de manos más no estaría mal, además que así podrás encargarte de la señorita Linsey cuando terminen de cenar, esa pequeña a veces me da muchas batallas para dormirse —expresó saliendo de la habitación. Sonreí y me apresuré a seguirla. Olivia y yo bajamos las escaleras y en primera veo a Linsey salir de la biblioteca acompañada de una linda y joven chica. Al verla de inmediato en mi mente surgió una pregunta, la cual no entendía porque me la había hecho en primer lugar, pero ahí estaba. (¿Acaso podría ser ella la novia de Damián?)
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