Marcus Decir esas palabras fue como si hubieran pasado un cuchillo serrado por mi garganta, por lo que tuve que carraspear, antes de ver con las manos temblorosas a la rubia delante de mí, que me miraba con asombro. No estaba seguro si eso era algo malo, pero me quedé esperando, moviendo la pierna de manera impaciente, aguardando su respuesta. Joder, nunca había estado tan nervioso en toda mi vida. La vi pasar de la sorpresa a la incertidumbre y luego, a la duda. Sentía mi corazón más acelerado de lo normal y por un momento, pensé que aceptaría mi invitación. — Lo siento, pero… — comenzó diciendo y sentí que soltaba todo el aire retenido, siendo incapaz de reprimir el sentimiento de decepción que anidó en mi ser. — Hillary… — Oye, Hill.. — escuché diciendo a su amiga pelirroja y