Nicol tuvo la sensación de que la charla había sido demasiado larga, su cuerpo había comenzado a enfriarse, por lo que debía hacer lo posible para subir su temperatura. Cerró los ojos una vez más, suspiró y volvió a acariciar su vientre, en esta ocasión no subió hacia sus pechos, sino que hizo el camino inverso, hacia su sexo. Usando cuatro dedos presionó con fuerza su v****a, sintiendo una descarga de placer directamente en el clítoris. Inició un lento movimiento con su muñeca, incrementando aún más la sensación agradable. Sabía que su hijo la estaba fotografiando, pero podía pasar por alto ese hecho, lo que más la incentivaba era saber que otras personas la verían, se excitarían y, posiblemente, se masturbarían. Pensar en esto la llevó a introducir la mano en la tanga y a tocarse la húme