La mano viajaba lentamente por el suave muslo, ella ni se inmutó. La pollera subía lentamente arrastrada por esos impertinentes dedos. Miré hacia la izquierda, mi tía no se había percatado de lo que ocurría, hablaba con una señora con total tranquilidad. Tuve que moverme un poco hacia un lado para ver mejor lo que ocurría entre las piernas de mi progenitora. Allí fue cuando mi tío metió la mano en su entrepierna. Pensé que hasta ahí llegaría la tolerancia de Esperanza, pero ella siguió charlando con los presentes como si nada pasara, es más, hasta separó un poco más las piernas. Era muy extraño ver a mi tío tocando impunemente a mi mamá estando tan cerca de su esposa... ¡y de su hija! Sin embargo nadie, además de mí, parecía notar lo que ocurría ya que los impertinentes toqueteos quedaban