Cuando abro los ojos noto que mamá está sentada en el borde la cama, mirando su teléfono. Y es verla desnuda, con las tetas de fuera y su cabello ahora atado en la nuca, confirmar que lo que ha pasado ha sido real. —Mami, ¿todo bien? —me preocupo, bostezando. —Sólo veía la hora, mi hermoso dormilón —me sonríe. Se gira hasta mí y quedo embobado con la forma en que sus enormes pechos botan. —¿Es muy tarde, má? —Todo está bien, mi pequeño —se inclina hasta mí y me revuelve el pelo. Yo no puedo dejar de ver sus enormes senos—. Sólo estaba viendo que faltan dos o tres horas para que vuelva tu padre y tu hermana. —¿Y eso qué significa, mami? —me incorporo un poco más. Mamá sonríe maliciosa. —Significan dos o tres polvos más, ¿no crees, mi hombrecito? Me acerco a ella y la beso alucinad