Nicol también colaboró, meneando un poco la cintura, entrecerró los ojos y disfrutó de los apretones que recibía en las tetas, y de esos duros bultos que se frotaban contra partes sensibles de su cuerpo. Esteban aprovechó el momento para subir el vestido de la rubia tanto como pudo, la tela blanca quedó formando una especie de cinturón, ya no cubría nada de las tetas o de la zona de la tanga; Nicol estaba prácticamente desnuda. —¿Y quién era el tipo al que le chupaste la v***a? —Quiso saber Lucho, quien no dejaba de manosearle las tetas a la rubia. —Era un pendejo, de la edad de ustedes. Estuvo arrimándome toda la noche, mientras yo bailaba. Me manoseó todo el orto… me dejó re caliente. Le agarré el bulto y me di cuenta de que la tenía bastante grande, ahí fue cuando le dije que podíamos