Nicol soltó una carcajada. Le sorprendió que su hijo se animara a decir eso frente al flaco, porque era casi una invitación. Ella pensó que tal vez Matías ya estaba superando su etapa “posesiva”; sin embargo él dijo eso porque ya no daba más de la calentura. La v***a le dolía dentro del pantalón y deseaba sentir la tibieza de la boca de su madre. Si eso significaba que debía compartirla, entonces que así sea. La veterana aceptó la invitación, meneando las caderas sensualmente se fue agachando frente a los dos jóvenes. Ellos la miraban hipnotizados, como si Nicol fuera una cobra. Ella se encargó de liberar la v***a del flaco, ya había tanteado antes el bulto y sabía que se encontraría con algo de buen tamaño, y le alegró no estar equivocada. La pija ya estaba completamente erecta. Lo mastu