Nicol quería hacer algo especial, para celebrar que el negocio de las fotos porno marchaba de maravilla. Pero había otro motivo: estaba aburrida. Últimamente esto le pasaba con mucha frecuencia, porque más allá de las esporádicas sesiones de fotos, y algunos quehaceres domésticos, no tenía otra cosa a la que dedicar el tiempo. Los videos que le dejó Eduardo, su difunto marido, le brindaron algo más en lo que mantener ocupada la cabeza; y el problema era justamente ese. Su mente se pasaba muchas horas encerrada dentro de esos pensamientos. Nicol quería escapar de ellos, de alguna manera. Explorando r************* y páginas de interés, su atención fue captada por un anuncio. “Espectacular fiesta, conmemorando nuestro treinta aniversario”. Era una discoteca muy conocida en una ciudad cer