—Ya me las arreglaré, changuita hermosa. —Te amo, Santi. —Y yo a ti, princesita. Lucy, como una chiquilla, se fue a su cuarto, vistiendo su faldita de colegiala. Tuve que cerrar los ojos para dejar de ver su culito respingón y sus piernitas brillantes. *** Ya es de noche. No he tenido valor de disculparme con Elvira porque sé que me mandará a la mierda. Sin embargo, me causa sorpresa saber que nos ha invitado a su cumpleaños en las cabañas de la Sierra. Es que Elvira es muy estrambótica. Todos sus cumpleaños son demasiado especiales. El año pasado nos llevó a la playa. Gastos todo incluido. Sabe bien explotar a su pobre marido cornudo. Antes de dormir voy a la cocina. Allí encuentro a mamá. Antes de darle sus besitos de lengüita de buenas noches, le digo. —Mamá, he pensado que el p