Ya quiero ver a mamá a cuatro patas, con sus tanguitas puestas, con la negra haciéndole a un ladito la tira de la tela y con la roja separándole la abertura en medio de su vulva, con mis propios dedos, previo a la penetración. Mientras subo nuestras cosas al coche que papá nos ha prestado a regañadientes, y mamá ayuda a terminar de hacer la maleta de Lucy, que se irá con los padres de su amiga Clarita, pienso en lo rico que la pasaremos este fin de semana. —Joder. Como mamá tiene un par de glúteos gigantescos, estoy casi seguro que el hilo de la tanga desaparecerá hundido entre las dos carnes en cuanto se la ponga. Me pregunto si será mejor desenterrarle el hilo con los dedos o con los dientes. Pienso que si meto mi cabeza entre sus nalgas, podría morir asfixiado. ¿Pero hay mejor muert