Ella agradeció la idea de su hijo, le gustaba estar en cuatro, recibiendo una buena pija, pero Lautaro era un hombre digno de ver. Estando boca arriba podría disfrutar de ese adonis bronceado. Sin mucho preámbulo, la rubia se acostó en el sofá y abrió las piernas tanto como pudo, exponiendo obscenamente toda su concha. Matías aprovechó a sacarle una foto, antes de que la v***a volviera entrar, para dejar constancia de lo dilatado que estaba el sexo de la rubia. Lautaro apuntó con su pija a la concha de Nicol, jugó con ella unos segundos, moviendo el glande por fuera, frotándole el clítoris. Ella disfrutó mucho de esto, pero más le gustó cuando la v***a se clavó hasta el fondo. Soltó un potente gemido de placer que, probablemente, habrían escuchado todos sus vecinos. Pero ésto no la detuvo