Cuando Alba volvió del trabajo ya estaba Carlitos en casa. Nada más oírla entrar fue a saludarla. —Que tal en el trabajo mamá? — Pues bien. Y a ti que tal te ha ido con Marta y Carmina? Carlitos se acercó hasta su madre y la rodeó con los brazos por la cintura. Su cara era diferente, el semblante de niño inocente había desaparecido y Alba notó que esa ternura que sentía por el ahora era diferente. —Me ha ido bien, pero estaba deseando que llegarás para darte un beso. Me dejas? — Claro cariño. – contestó Alba a la vez que le rodeaba el cuello con sus brazos. Fueron besos cortos y suaves hasta fundirse en uno largo, jugoso y lascivo. Alba sentía como Carlitos le sobaba el culo por encima del vestido mientras sus lengua se retorcían en el interior de sus bocas y la excitación comenzó a