Gabriel se quedó pensando en el comentario que le hizo Emma, sobre todo por los sueños que había tenido con Allie, los que por suerte ya terminarían, después de la noche que había pasado. Ya no habría lugar para más pesadillas o erecciones por culpa de esa mujer. —Aquí tienes, Gabriel —Emma dejó un plato frente a él—. Dijiste que querías algo más, ¿no? —Asintió y se sentó a desayunar, bajo la atenta mirada de Joseph. —Mi relación con Emma, empezó así —Lo señaló. Gabriel lo miró sin entender—. Llegué a trabajar con la señora Britter, cuando ella ya estaba trabajando aquí y por alguna razón que aún no comprendo, le caí mal y no me dirigía la palabra. —Yo sé cuál era la razón —Lo interrumpió su mujer—. Eras un coqueto y le sonreías a cualquier escoba con falda —Le recordó, haciéndolo re