El día atravesado por la noche sangró carmesí a través del cielo: los cielos reflejan la sangre que se filtra en la tierra. Con la furia del derramamiento de sangre, Caedwalla se apoyó en su hacha y contempló la c********a. Su pecho subía y bajaba y la parte superior de su brazo palpitaba donde una hoja le había cortado el músculo… un pequeño precio a pagar por tal victoria, supuso. Sus ojos recorrían los c*******s amontonados buscando los cuerpos de los hermanos más jóvenes de Arwald y uno Wihtwara en particular, Ninguna señal de ellos, así que miró por la pendiente hacia el borde de los árboles y observó a sus hombres regresando hacia el dragón dorado que revoloteaba dominando la cima de la colina. Consideró acertada la decisión de sus ealdormen de no perseguir a los isleños derrotados e
