“¡Qué basto este m*****o bosque de Andredes!”
Los dedos del dux, Beorhthun, tamborileó sobre el mapa y lo extremo de su voz delató su enfado. “Cieno cincuenta millas desde las marismas orientales hasta el límite occidental y treinta y cinco de ancho. Es como…”
La atención errante de su oficial se perdida, siguió con su mirada al guardia que se apresuraba por el pasillo.
“¿Qué es esto, hombre?”
“Lord, el jefe que lidera a los Wihtwara contra el usurpados Hlothhere está en la puerta y ruega que lo deje entrar”.
Beorhthun se enderezó a su altura completa e imponente, “¡Traédmelo!”
Aelfhere no recordaba al dux de la batalla cerca de Isefeld, pero el noble hombre del Suth Seaxe recordaba la destreza del noble y lo saludó con calidez, no destinada a durar.
“Lord, estoy recién llegado de W
