«Mantente positiva Danielle, no dejes que Tyler te afecte»
—Ustedes—hablaba con un fuerte alarido hecho una furia, tanto que un intenso acento irlandés se podia escuchar de sus labios. El pelirrojo sujetaba mi maleta rosada con pegatinas de mariposas como si fuese un castigo divino— Ustedes —prosiguió deteniéndose de llevar mi maleta— los que viven de la farándula son el cáncer de la sociedad que deben ser estripados y acabados.
Intentaba mantenerme positiva, pero ¿cómo podría cuando el me hacía sentir emociones tan vividas en tan poco tiempo?
Mis botines de tacones repletas de lentejuelas rosadas se hundían en la arena de la playa haciéndome perder levemente el equilibrio. Batía mis pestañas con rapidez para acomodar mi visión a la intensa luz de aquella playa manteniendo mi visión en Tyler.
—Deja de enojarte viejo decrepito.
—Maldita niña loca —vociferaba con fuerza— ¿De dónde te sacaron? ¿De Disneyland? Con esos tacones de brillo y esa guitarra tan caricaturesca es lo que imagino.
Sostenía mi guitarra con fuerza sintiendo el material de caoba tibio por el sol como si fuera mi bote salvavida en esos momentos. Imágenes mentales comenzaron a recorrer mi cabeza sobre que alguien había soltado a un lunático del manicomio en donde me quedaría.
Quería pegarle con mi guitarra en la cabeza para tranquilizarlo por ende sujete con más fuerza el mástil de mi instrumento como si se convirtiera en mi arma de defensa. Desde que llegue la hostilidad del hacia mí era demasiado latente a tal punto que ya lo sentía personal sin siquiera conocerlo.
—Ja, si sigues así de gruñón te saldrán canas señor Shrek—hablaba de manera jocosa para provocarlo.
—Agradece que te estoy ayudando niña ególatra.
Con una rápida mirada me escudriño completamente desde mis ojos hasta las puntas de mis botines de brillos rosados donde se le pudo notar en sus ojos avellanas destilar aborreció al mirarme.
—Tu, los de tu calaña solo creen que con el chasquido de sus dedos todo debemos hacer lo que ustedes quieren ¿Pero sabes una cosa? No estamos en Hollywood —su voz antipática totalmente enojada retumbaba— aquí no eres nadie.
—¿Quieres dejar de pelear? Las personas ancianas como tú le pueden dar un ataque del corazón cuando se le sube la presión al enojarse. Mi madre me enseño que debo preocuparme por los viejitos y eso te incluye.
—¡Qué! Ya me cansé, maldita niña malcriada desagradecida —sujetó con fuerza mi maleta— no tengo porque ayudarte ni a ti ni a nadie, menos a las personas tan coloridas como tu que quieren hacerle competencia a campanita de Disneyland.
Con pasos agiles arrastro por la arena las rueditas de mi maleta rosa que aun sujetaba. Con exasperados pasos, frustración y un aire totalmente irritado como si quisiera desintegrar la maleta si pudiera.
Yo solo lo miraba desde la distancia petrificada intentando comprender y asimilar que estaba pasándole por el cerebro de ese viejo gruñón. Sus ojos color caramelos se transformaron en carbones encendidos listo para quemar todo el bosque. Continúo caminando por la arena llevando mi maleta al arrastrarla con mucha facilidad hacia la orilla de la playa.
«El no hará lo que estoy pensando»
«El no se atrevería»
«El no es loco....¿Verdad?»
Comencé a correr detrás del infame tipo que al llegar a aquel retiro le pidieron ayudarme con mi maleta. Los tacones de mis botines se hundían en la arena de la playa dificultándome alcanzarlo. En mis ojos se vislumbraba un pánico total al notar a Tyler con toda la intención de hacer lo que paso por mi cabeza.
El tomo mi maleta con sus dos manos con suma facilidad como si fuese una pluma mirándome a los ojos mientras que yo estaba corriendo con desesperación hacia el. Con fuerza, como si el hubiera estado en las olimpiadas en una competencia de peso, lanzo mi maleta rosada a la playa cayendo dentro del agua con una gran sonrisa en su rostro.
—Ahora maldita niñata narcisista no me pidas nada —un tono enfurecido era arrastrado desde sus entrañas, dejando más en evidencia su acento irlandés—Las personas como tu es mejor tenerla lejos.
El hablaba lleno de rabia, mi vista solo se mantenía en mi hermosa maleta rosada con brillo y pegatinas de mariposas llenándose de agua junto a mis pertenencias. Una furia eminente comenzó a desplazarse desde mi estomago por todo mi cuerpo.
Un coraje colérico se dirigía por todo mi cuerpo hasta llegar a mi cerebro el cual envió información a mi boca para que libere un fuerte rugido. Ese tipo en menos de quince minutos me estaba provocando unas ganas de matarlo inimaginable.
—….tu….. ¡Tu!
—¿Yo que? ¿Qué pasa niñata egocéntrica? ¿Acaso el cerebro de los artistas está tan vacío que no pueden procesar nada? —disparo de manera entretenida al verme gritar.
—¡Te odio! Nunca he insultado pero tu….tu…..me haces sentir….sentir…. ¡Enojada! —tartamudeaba mientras mis lágrimas en mis ojos azules escocían por salir —¡Eres un idiota!
Mi vocablo de insulto era limitado al ser criada en un hogar cristiano. Con ferocidad que nunca imagine que tenía tome mi guitarra por el mástil comenzando a pegarle con toda la fuerza que podia.
Tyler se cubrió con sus manos lanzándome insultos en irlandés, yo volvía a lanzarle otro golpe con mi guitarra como si fuera un bate, no me importaba si alguien al ver dicha escena me considerase una niña pequeña haciendo un berrinche
¡No lo era!
—¡Eres la peor persona que he conocido en el mundo! —bramaba alterada.
Lagrimas cayeron desde mis ojos por la rabia contenida de varios días dibujando el contorno de mi rostro, intentaba no gimotear por la rabia.
—¿Soy lo peor? Y eso que me encontraste de buenas esta mañana, puedo ser mil veces peor—un tono burlesco se escuchaba— Te doy dos días para que salgas huyendo de aquí
En mi tercer abanico para golpearlo con mi guitarra como si fuese un bate el simplemente lo esquivo.
—¿Acaso te diviertes siendo cruel con alguien que acabas de conocer?
—¿Conocer? —rio de manera sarcástica a mi comentario —todos ustedes los de la farándula son iguales, vienen aquí a causar caos porque seguramente sus mamis o sus papis no pudieron cubrirle sus mierdas —hablaba de manera irritada— y vienen aquí con el objetivo de que todos nosotros seamos sus esclavos, pues no niñata engreída, no conmigo —su voz enfurecida rugía por aquella playa— Yo me encargare personalmente de sacarte de patita en una semana.
—¿Una semana? ¡Ja! Pues déjame decirte que tendrás que aguantarme por unos seis meses, porque para eso firme —hablaba desde la rabia — Me voy a encargar principalmente de hacerte sufrir en esta vida.
—¿Sufrir? campanita, yo a mi edad he sufrido tanto que lo que quieras lanzarme será nada.
—Ja, si lo veo —me mofaba— como tienes la edad de Tutankamón no me sorprendería.
—Pero serás….—su rostro expresaba indignación entrecerrando sus ojos sin dejar de mirarme.
—Ya, ya, dejen de pelear —un hombre de cabello castaño de ojos negros se acercaba— Tyler, deja a la chica, apenas acaba de llegar.
En un suave sonido de entre diente dejando entre ver su furisa, Tyler me miro por unos momentos como si quisiera evaporarme, tras esto solo se alejaba hacia el bosque que estaba cruzando las cabañas. Yo por mi parte me sacaba mis botines de lentejuelas aun llorando, dejaba mi guitarra blanca con mariposas en la arena y subía los ruedos de mi pantalón para ir a buscar mi maleta la cual saque del agua.
El agua fría de la playa me hacía reducirme la ansiedad, el olor salino era tan delicioso para quedarse a retozar allí, la visión de la playa hubiera sido un lugar perfecto de ver si no hubiera perdido el tiempo con Mr. ogro.
Mis lagrimas caían en aquella agua salada de la playa, el viento chocaba con mi rostro, hubiera preferido que se llevara todo mi dolor. Suspiraba levemente notando al chico que le hablo a Tyler en la orilla sujetando mis botines coloridos en su mano izquierda y en su derecha mi guitarra.
—Danielle ¿Cierto?
—Así es —con mi nariz hice algo de fuerza para succionar cualquier mucosidad causada por mis lágrimas.
—Solo diré que será un semestre muy interesante —irradiaba una amplia sonrisa— Bienvenida a awāwa hauʻoli(Valle felicidad) —su voz era relajante como el sonido de las olas—por cierto—una mirada apaciguadora intentaba relajarme— yo soy Kai, el psicólogo del retiro así que estaremos hablando mucho.
Mi mirada azulada se dirigía por la dirección por la que se había ido el huracán. Suspire levemente intentando analizar lo que había pasado en menos de veinte minutos ¿Acaso estaba loco?
«Creo que Shrek se queda corto»