the other half

the other half

book_age18+
455
FOLLOW
1.7K
READ
age gap
drama
city
tricky
mxm
prostitute
naive
victim
like
intro-logo
Blurb

Creer en el amor y mucho menos en el amor a primera vista no formaba parte de su vida y estaba convencido de que nunca lo sentiría, menos aún con la vida que llevaba.

Nunca intentó encontrar su otra mitad, pues siempre creyó que para él no existía, no se lo merecía. Pero lo que no sabía era que él estaba cerca y con él, una nueva oportunidad de rehacer su vida.

O ¿sería capaz de dejarlo ir sabiendo lo que aquello significaría?

Porque no solo, no creía en el amor, sino que tampoco en depender de alguien.

chap-preview
Free preview
Capitulo 1
Su cuerpo estaba levemente alejado de la pared de ladrillo que tenía frente a él, y en donde tenía apoyado su pecho y rostro, los que poco a poco iban marcándose. Tenía frío y sabía que si no pescaba una pulmonía le andaría cerca. Las embestidas del hombre que se encontraba detrás de él eran cada vez más deprisa. Estaba por terminar, incluso con sus jadeos y gemidos que ahogaba en su hombro, el cual aseguró que al día siguiente le dolería horrores, estaba más que claro que terminaría pronto. Y eso era lo que quería. Quería irse de allí por aquella noche, ya no aguantaba más aquel lugar oscuro, lleno de lujuria y sexo. Las manos del hombre comenzaron a apretar en sus caderas, y jadeó, más por el dolor que le proporcionó en la zona que por haber llegado al éxtasis de aquel acto que poco le satisfacía. Siempre se había preguntado cuándo había sido que había terminado de aquella manera. Cuando había sido que se había entregado de aquella manera, pero la respuesta le llegó en breves segundos, con solo una palabra. Su padrastro. Incluso aquello le recordaba al cuento de cenicienta, con la diferencia de que lo usaba más para sexo que para que hiciera los quehaceres de la casa. De eso ya se ocupaban sus dos hermanas y su madre. O mejor dicho, su madre, la cual era obligada e incluso violentamente maltratada a hacer lo que ese hombre pedía. Su hermana por su parte, de quince años, ayudaba a su madre en todo lo que podía, mientras que la otra, la de apenas nueve años, poco podía entender de toda aquella situación. Su padrastro había comenzado a violar de él, porque comprendió que con él no corría el riesgo de dejar lo embarazado. Era naturalmente imposible y dado que ya había tenido dos hijos con su madre y que su madre parecía fértil, no quería tener más hijos, porque eso significaba más bocas que alimentar. Su vida era una mierda y lo sabía perfectamente. Seis hermanos, contándolo a él, en el paquete, no eran lo que más había deseado en su vida y menos aún, tener un padrastro como el que tenía. Su padre biológico se había ido cuando su madre esperaba a su hermana de nueve. “Voy a comprar cigarrillos” había dicho. Hasta a él le había causado gracia aquello. La típica frase, con la que luego, nunca vuelven. -Mmm… Tan apretado como siempre…- gimió el hombre mientras continuaba con sus embestidas luego de que él se corrió. ¿Cuánto le faltaba? Se preguntó mientras sentía como poco a poco aquellos ladrillos le dejarían una notable marca en su rostro y pecho. Esperaba que se fueran por la mañana porque la verdad era que no tenía ganas de explicar qué había sido lo que había sucedido. Nunca había culpado a su madre por lo que le sucedía. No podía hacerlo, porque después de todo, la primera vez que había sucedido, su madre intentó impedirlo y un mes de internación fue lo que se ganó. Su madre no podía dejar a aquel hombre y no podía hacer nada contra él. Después de todo, él era el que los mantenía porque su madre no trabajaba y aunque había tenido empleos, poco le habían durado gracias a la cantidad de hijos que tenía. -Voy a…Mmmm…. Aaaa….- gimió el hombre mientras él sentía cómo se enterraba profundamente dentro de su ser. Cómo hacía cada vez que se corría dentro de él. Claro, con protección. Cuando la respiración del hombre detrás de él se calmó parcialmente y abandonó su cuerpo, se volteó, estirando la mano para recibir su paga. -Cien dólares- le dijo sin siquiera se le moviera un musculo de su rostro. El hombre relamió sus labios, satisfecho. -En verdad que vales esto- le dijo tendiéndole el dinero que había dicho. Él los tomó sin pensarlo y se levantó el pantalón que aún estaba en suelo. -Volveré la semana que viene…- se acercó a él y le mordió el lóbulo de la oreja- Como siempre- le susurró seductoramente, aunque a él no le produjo más que asco y repulsión. Se limitó a asentir con la cabeza. Sabía que volvería. Siempre lo hacía. Le dolía su parte trasera y no era para menos. Había estado con más personas de las que estaba a acostumbrado, pero eso se debía a que las cuentas cada vez aumentaban más y la ropa para sus hermanos no les caí del cielo, lamentablemente. Llegó al departamento algo deprimente y de apariencia deshabitada, y subió por las escaleras, después de todo, el ascensor había dejado de funcionar hacía ya demasiado tiempo. Se paró frente a la puerta y suspiró pesadamente. Se tiró sus cabellos castaños hacia atrás y con cansancio y agotamiento abrió la puerta. El departamento donde vivían no era para nada espacioso y es más, aun él se preguntaba cómo hacían para que ocho persona cupieran en esas dimensiones. La cocina medía dos por dos, literalmente. Solo tenía una pequeña canilla con una pequeña mesada, unos estantes arriba, donde colocaban los platos y fuentes que tenían, como tambien ollas y demás cosas, la cocina y la heladera. Dos personas en aquel lugar no entraban. El living no se quedaba atrás. El televisor y el sofá, un poco pequeño se encontraban casi contra la ventana que daba al balcón y la mesa, donde solo había cuatro sillas, estaba pegada casi a la puerta de la cocina. Por un angosto pasillo se lograba llegar hasta tres habitaciones y un baño. ¡Un baño! Su madre y su padrastro dormían en una de las habitaciones, en otra sus hermanas y en la última él con sus hermanos. Lo bueno era que eran parejos. Tres hombres y tres mujeres, con la desgracia que el menor de todos era varón. Cada dos por tres se tenía que despertar a atender al bebé y aquello lo cabreaba sobremanera, porque sabía que si no lo callaba en cuestión de pocos minutos, su padrastro aparecía y pegaba el grito en el cielo. -¿Has llegado?- preguntó una voz en susurros que le resultó sumamente familiar- Has llegado tarde- comentó su madre y se acercó a su hijo. -Creí que estarías durmiendo- le comentó él con una leve sonrisa en el rostro- ¿Por qué aún estas despierta? -Estaba preocupada. Como no llagabas, creí… creí que te había sucedido algo. -Estoy bien mamá- le dijo con cariño y la tomó de los hombros- Ve a dormir. -¿No quieres que te prepare algo para comer o tomar? Debes de estar ham… -Estoy bien- le volvió a sonreír, aunque sabía que aquello no la convencería- En serio- asintió, deseando que su madre le dejara por unas horas en paz. -De acuerdo cariño- colocó una de sus manos en su mejilla- Duerme bien- besó su mejilla y desapareció en el angosto pasillo. Su madre era una mujer hermosa, o mejor dicho, lo había sido hasta que se juntó con la lacra de su padrastro. Él siempre había considerado a su madre feliz y alegre, una persona capaz de hacer sonreír a hasta una roca… pero esos tiempos se habían ido. Incluso ya se le lograban ver algunas canas en su cabello castaño, al igual que el suyo y eso que apenas tenía cuarenta años. Él siempre había sabido que lo habían tenido muy joven y que si no hubiese nacido, su madre no hubiese terminado con esa basura y hubiese sido feliz con su padre. Se hubiese graduado y hubiese sido… feliz. Supuso que por ello él hacía lo que hacía. Porque de alguna manera se sentía culpable de haber arruinado la vida esperada por su madre. Él… había sido la culpa de que todo terminara como lo había hecho. -Sabes que mañana tenemos clases ¿no?- le preguntó su hermana la cual había ingresado al living, él se había sentado en una de las sillas frente a la mesa. -Holly, no molestes- le dijo con pocas ganas mientras cruzaba sus brazos sobre la mesa y dejaba su cabeza apoyada sobre estos. -Yo solo te digo- se encogió de hombros- Además creo que tendría que recordarte que lo que haces… no es correcto. -¿Y qué quieres que haga?- le preguntó ya cansado de aquella conversación que nunca llevaba a ningún lado. -¿Le has dicho a mamá lo que haces en verdad? -¿Cómo podría? -Sabes que está comenzando a sospechar de “tu trabajo de mesero”- le dijo entre comillas- No es tonta. -Lo sé. Algo se me ocurrirá. -Solo una cosa Kyle- él la miró- Cuídate ¿sí?- terminó y se fue, dejándolo nuevamente solo.   Solo un año. Solo un año más y toda aquella pesadilla terminaría se repetía una y otra vez para sí mismo, para convencerse de que… podría dejar todo aquello en cuanto cumpliera la mayoría de edad. Eso esperaba.

editor-pick
Dreame-Editor's pick

bc

Amigos con Derechos - Solo yo

read
7.6K
bc

Quiero huir del diablo

read
82.1K
bc

Mi Sexy Vecino [+18]

read
77.2K
bc

La Esencia de tu Amor

read
4.6K
bc

Prisionera Entre tus brazos

read
98.5K
bc

Enamorada de mi CEO

read
13.1K
bc

Una esposa para el Heredero

read
25.7K

Scan code to download app

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook