Capítulo 10

700 Words
  Sin embargo, después de pensarlo dos veces, Sofia resopló con frialdad y dijo:   —Vaya, parece que meterte en los pantalones de un hombre rico te cambió, eh. —Hizo una pausa, la miró de arriba a abajo y continuó—: Emery, ¿qué te pasa?   Emery la observaba un tanto confundida al principio, no sabía por qué Sofia derramó el café sobre ella a propósito, pero después de escucharla lo comprendió de inmediato. Lo único que quería era causarle problemas.   Tiempo atrás, cuando se convirtió en la prometida de Taylor, Sofia, que no había interactuado con ella antes, comenzó a molestarla y a contrariarla en cada mínimo asunto.   En ese instante, un pensamiento cruzó su mente y le hizo tener certeza sobre algo que ya sospechaba. De inmediato levantó la cabeza y, con calma, preguntó:   —Sofia, ¿tú lo hiciste?   —¿De qué estás hablando? ¿El café te quemó el cerebro? —se burló Sofía.   —Taylor te ordenó drogar mi vino en la fiesta de graduación anoche —afirmó Emery sin vacilar.   Su acusación fue tan directa que Sofia se quedó atónita por un momento. Unos segundos después admitió todo con franqueza:   —Sí, fui yo. ¿Y qué? Es que eres tan lamentable. No te fue fácil seducir a Taylor y aun así él te trata sin cuidado...   Después de escucharla, Emery sonrió repentinamente.   —Te agradezco la honestidad. Me preguntaba quién podía haber hecho algo tan sucio y ahora que sé que fuiste tú no estoy muy sorprendida. Por otro lado, voy a llamar al gerente para ver el video de las cámaras, no te dejaré molestarme así. Ojo por ojo, diente por diente —concluyó.   Ni bien terminó de hablar, miró hacia el lugar donde su brazo estaba quemado. No quiso siquiera tocarlo por el dolor que le ocasionaría. El café estaba recién preparado, por lo que estaba muy caliente, y la mayor parte cayó sobre ella. Definitivamente debía comprar una crema para quemaduras cuando saliera del trabajo.   —Ve con el gerente —dijo Sofia de pronto—, no tengo miedo. De todos modos, he querido dejar este trabajo durante mucho tiempo. ¿Sabes cuánto me pagó Taylor solamente por drogar tu vino? No necesito trabajar más en la vida.   Emery la escuchó de mala gana y puso los ojos en blanco. No quería seguir discutiendo con una persona sin principios ni valores morales. En ese momento, se dio la vuelta y estaba a punto de irse, sin embargo, se detuvo ni bien vio el lugar.   Por lo general, a esa hora la cafetería estaba llena de clientes, y, si además hubiera estado Julia Sims, el lugar sería un desastre. Pero ahora, nada de eso ocurría; al contrario, la cafetería estaba completamente vacía, no había nadie allí. Todo estaba inusualmente tranquilo.   Esos últimos minutos estuvo distraída discutiendo con Sofia, por lo que no pudo ver lo que sucedía en el otro lado del mostrador.   ¿Qué estaba pasando? De pronto, un hombre de traje n***o fue directamente hacia ella. Emery estaba tan asustada que retrocedió unos pasos.   —¿Qué... qué quieres? —preguntó ella.   —Sra. Moris, por aquí, por favor —dijo el hombre sin darle explicaciones.   Al escuchar este nombre, Emery entendió de inmediato. Vaciló un instante y luego siguió al hombre de n***o. Echó un vistazo al lugar y vio a Aiden de inmediato. Una persona como él, sin importar dónde estuviera, siempre resaltaba.   Aiden estaba sentado en el mejor lugar de la cafetería, vestía una camisa blanca sencilla y pantalones largos negros. Había una taza de café Blue Mountain junto a su mano.   Emery no pudo evitar detener su mirada en el bello rostro del hombre. De perfil, todos sus rasgos se veían bien definidos, sus cejas tenían una forma perfecta y su expresión fría le daba un aire de autoridad, como si a su alrededor nada fuera más importante que él.   Cuando escuchó los pasos venir hacia él, se volvió para mirar a Emery. Sus ojos recorrieron la figura de la mujer de la cabeza a los pies.   —Ve a cambiarte, quítate ese uniforme y ponte tu ropa —dijo sin más.
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