Olivia llegó temprano para recoger a Eduardo. Se podía decidir a quién de los dos podía darle un aventón ycasi siempre era a la chica. Esta vez Bianca, la cita de Eduardo, había insistido en que ella tenía su propio coche y podía llegar fácilmente al restaurante.
Olivia estaba sentada en una mesa estratégica, reservada solo para ella. Era una mesita alejada de todos los demás comensales con una única silla y una vela nostálgica en medio. Desde ahí se podía ver prácticamente todo el lugar, no importa que mesa eligiera la pareja que le tocara vigilar.
Pudo ver desde una distancia prudente, como Eduardo tomaba agua sin ningún rastro de nervios, esperando porque la chica llegara.
La mujer supo que era ella desde que el recepcionista abrió la puerta y de ahí salió una chica de largo cabello
