Eran casi la siete de la noche cuando Gabriela llegó a la mansión Harper. A pesar de su disyuntiva con Max y la ofensa de haberle pospuesto otra vez la boda, ella no se rendía. Así que, tras consultarlo con su futuro suegro, David, decidió ir a hacer las paces con él e ir hasta su casa. David y el padre Gabriela habían sido amigos desde hace mucho tiempo y siempre habían soñado unir sus familias, por lo que no vieron una mejor opción para ello que casar a sus hijos. David era dueño de la cadena de gasolinera más grande que existía, y Travis White tenía bajo su control la cadena de confesionarios más grande, así que ambos tenían la línea perfecta de negocios. Sin embargo, a pesar de las promesas que había hecho David, su hijo Maxwell parecía tener otros planes y no quería casarse con Ga