Capítulo 8 ALAIN GARNIER Y SUS hombres se acercaban a marchas forzadas al sitio del aduar. Eran guiados por el nativo enviado por Farrah en su búsqueda, quien se hallaba ya al límite de sus fuerzas. A lo lejos les llamó la atención una delgada columna de humo que se elevaba sobre las copas de los árboles. Alain y Djamba prepararon sus armas de fuego y los cuatro manyemas enarbolaron sus venablos a la defensiva. -Teniente, no me gusta este silencio.- Susurró premonitoriamente Djamba. -Temo que hayamos llegado demasiado tarde.-Respondió el aludido con un nudo en el estómago. Al asomarse a la planicie donde se hallaba el aduar el panorama era desolador. Varias kibandas nativas ardían tristemente en la clara mañana africana. Numerosas tiendas árabes se encontraban asimismo desgarradas y vo