007.

4772 Words
Unos días más tarde me había recuperado lo bastante rápido para empezar a buscar un nuevo empleo, no me acostumbraba a no hacer nada en todo el día, sin razón alguna me levantaba todos los días en la mañana para despedir a Dominic al trabajo, todo los días me decía que no me preocupara y que me relajara, sin embargo era más difícil de lo que pensé, ya estaba acostumbrada a trabajar así fuera realmente tarde. Y ahora que tenía tiempo libre no lograba estar quieta. Con mis búsqueda de empleos no había tenido suerte alguna, siempre era lo mismo “No nos llames, nosotros te llamaremos” eso era una negativa cubierta de amabilidad, empezaba a desesperarme lentamente y a perder la fe, lo mismo con lo de buscar un lugar donde vivir, siempre que parecía que encajaba a la perfección del perfil surgió algo inesperado, tenía una especie de defecto y volvía a empezar. Dominic me daba ánimos e incluso me dijo que podía ir con uno de sus chóferes, quien me recordaba que debía volver a la hora de la comida.  Al final del día solo podía anotar los lugares para presentarme. Era decepcionante cuando en el anuncio explicaba que querían a alguien de manera urgente. Justamente me presenté y ya estaba ocupado el lugar. No me daban la oportunidad de nada. El agotamiento me fue consumiendo mental y físicamente. Por lo que solo decidí quedarme en casa unos días más. No platicaba con nadie puesto que las personas del lugar solo hacían aparición por sus deberes o ya sea que el jefe -en este caso Dominic.-Les llamara. Últimamente mi rutina era quedarme en casa todo el día y esperar que Dominic llegase para que me contara cómo iba su día. Hice todas las actividades posibles, leer, ver series de largas temporadas o simplemente hacer ejercicios, y ni con eso me bastaba. El no socializar con alguien más que no fuera mi novio me estaba volviendo loca poco a poco. La única amiga que tenía era Anne, y ahora no estaba a mi lado.  Justo ahora dejo caer mi cuerpo en la suave cama, viendo al techo. La cama se hundió y no debía ser una genio para saber qué se trataba de Dominic, le mire por unos pocos segundos, luego volví mi mirada al techo, él se acostó a mi lado, soltando un suspiro en el proceso. -¿Has tenido suerte?-Preguntó alzando su mano hacia el techo. Hice lo mismo, y nuestras manos se entrelazaron.- -No, empiezo a creer que estoy maldita.-Murmure, escuché la suave risa de mi novio.- -No estás maldita, ellos son unos estúpidos.-Hice una mueca, eso tendría aún más sentido.-¿Por qué no mejor te quedas aquí?-Gire para verlo, frunciendo un poco el ceño. Ya sabia que pensaba de aquello.-Vamos, no he dicho nada malo.-Rodó los ojos.- -Ya hice todo lo que he podido, empezar una actividad y acabarla en cuestión de nada me esta cansando, quiero...volver al trabajo.-Si en algún momento pensé que seria feliz sin hacer nada el resto de mi vida, ahora estaba equivocada.- Dominic me miró por unos momentos sin decir nada, parecía estar pensando muy concentrado. Lucia está en debate con el mismo, como si estuviera analizando algo importante. Finalmente volvió a suspirar con pesadez. -¿Que tal si vienes a trabajar conmigo?-Lo mire curiosa, ¿trabaja a su lado?-Quiero decir, fuiste a mi empresa por trabajo. Puedo darte el lugar que fuiste a buscar aquella vez, de recepcionista y luego quién sabe, podrías ser mi secretaria personal y nos olvidamos del trabajo..-Me guiño un ojo de manera coqueta. El color subió a mi rostro y yo solo pude reír con fuerza.-Es una idea genial.-Se excuso.- - Debes ser más serio.-Le dije, con despreocupación se encogió de hombros como si no fuera nada importante el insinuar tener sexo en su lugar de trabajo.-Pero, ahora que lo mencionas no es mala idea.-Me levante, la cama eran tan alta que mis pies se balanceaban.- -Estarás cerca mío.-Hizo una pausa.-Podrás trabajar las horas que la empresa demanda eso te mantendrá ocupada.-Suponía que el primer lugar era aquel donde todos preguntaban, recuerdo que ese puesto estaba vacío, y esos oficiales no supieron responder a mi pregunta.  Las personas de allí necesitaban una lección de ser más amables, y yo sería aquella que les demostraría cómo serlo. Sonreí y mientras más lo pensaba estaba mucho más positiva al respecto. -¿Que no hay alguien en ese lugar?-Pregunte con evidente curiosidad. Dominic sonrió de manera maliciosa mientras también se sentaba a mi lado.- -Desde ahora el puesto está libre.-Una punzada de culpa me invadió y fui tan transparente que aquella sonrisa desapareció.-No te preocupes, quien sea que esté ahí será enviado a otro lugar.-Expulse todo el aire contenido en mis pulmones, no soportaría que por mi culpa alguien fuese despedido.- -¿Cuándo podré empezar?-Estaba emocionada, ¿para qué tratar de ocultarlo?, Dominic negó con la cabeza ligeramente.- -Antes se debe hacer un papeleo de traslado y…-La sonrisa que portaba lentamente se fue desvaneciendo, se que no debía estar desesperada pero la idea de poder hacer algo era mejor de lo que pensaba.-Podrás empezar el lunes a primera hora.-Dominic suspiro y yo solo volví a sonreír, festejando internamente. -Gracias, gracias.-Le abracé, mi lugar favorito para ocultarme era su cuello, ahí podía olerlo mejor, y su aroma me encantaba desde el primer momento, tan masculina y limpia. Totalmente Dominic. -Quiero hacerte feliz, y si esto te hace feliz entonces...Que así sea.-Murmuró, cerró lentamente mis ojos, teniendo paz por el silencio de la gran habitación.-¿Recuerdas aquel baile de caridad del que te hable?-Mi modo de respuesta fue un “Ujum” queriendo que siguiera.-Quería darte algo antes de ir.-Él se alejó y se levantó, con mirada atenta seguí sus pasos, busco algo entre los grandes armarios.-los cuales aun me costaba mucho tener que utilizar.-Cierra los ojos.-Murmuró.- -Dominic…-¿Que estaba planeando?.- -Hazme caso.-Ordenó, y cerré los ojos, una sonrisa crecía en mi rostro no sabía que tenía entre manos, pero de parte suya era algo especial si lo había escogido él. Pude sentir la presencia de Dominic acercarse a mi, posarse detrás mío y rodear mi cuello, aparto mi cabello dejándolo en mi hombro izquierdo, le ayude aun sin abrir los ojos a recogerlo, la sensación de frío invade mi pecho, se sentía ligero pero al mismo tiempo parecía pesar.-Puedes abrir los ojos y verte en el espejo.-Murmuró en mi oído, logrando que escalofríos invadieran mi cuerpo.  Con lentos pasos fui al gran espejo que estaba posado en la pared, mientras me acercaba aquello que colgaba de mi cuello brillo y llamó en gran manera mi atención. Finalmente estando de pie frente al espejo, mis ojos captaron de inmediato de que se trataba, en mi cuello un collar en fino terciopelo n***o junto a una pieza de Yin en diamante n***o brillante, era hermoso, delicado. Dominic se posó al lado mío, apoyando su cabeza en mi hombro, sus ojos me examinaban por completo y una pequeña sonrisa apareció en su rostro. -Te queda bastante bien.-Murmuró, evite morder mi labio con todas mis fuerzas.- -Es hermoso.-Susurré sin dejar de verlo, mi pecho subía y bajaba por la emoción este era el primer regalo que me daba Dominic desde que lo nuestro había empezado.- -Recuerdo que la primera vez que te vi, pensé que te verías extremadamente hermosa con algo así...estaba hecho desde hace un tiempo, pero quería encontrar el momento adecuado para dártelo.-Beso mi hombro, suspiré con fuerza. Los brazos de Dominic rodearon mi cintura, ladeé mi cabeza cuando otro beso fue a parar en mi hombro, y otro en mi cuello. Aun teniendo el delicado collar sus besos tienen gran efecto en mí, y me gustaba.  Me sentía hermosa, deseada, sensual. Solo quería sentirme así por una sola persona y era el hombre que besaba mi cuello con tortuosa delicadeza.  -También escogí algo para mi.-La voz de Dominic me sacó de aquel paraíso en el que estaba, sentía mi rostro arder fuertemente. Él mostró su muñeca, dejando ver un brazalete de correa en cuero n***o, portaba el símbolo del Yang en oro de color blanco. Mi corazón se encogió por segundos.-El Yin y el Yang tienen muchos significados, el bien y el mal,  n***o y blanco son tan contrarios que inevitablemente se atraen entre si, justamente como tu y yo.-Explicó con voz calmada, me encantaba todo lo que escuchaba. De una u otra manera nuestros caminos solían toparse, casi como si el destino hubiese querido que estemos juntos, tendría sentido tomando en cuenta aquellas extrañas maneras en la que Dominic solía aparecer en mi camino. Era extraño y aun así, silenciosamente lo agradecía.  El fin de semana pareció llegar antes de lo esperado y con ello también mis nervios, demasiadas cosas que hacer en tan poco tiempo. Agradecía que Dominic pensara en todo trajo a una chica experta en el temas de los vestidos de gala. Esto no era una simple reunión de amigos, no era una reunión de personas sumamente adineradas que se reunían por la caridad.  Por  alguna razón que no entendía del todo no podía verme con Dominic hasta el momento de partir hacia la fiesta, decir que tenía los nervios a flor de piel era decir poco. De no ser por la experta  en vestuario, maquillaje y peinado o solo Wanda, estaría vuelta un desastre desde los pies a la cabeza.  -Debes  quedarte quieta querida, casi estamos acabando.-Murmuró haciendo sepa Dios que cosas en mi pelo, el maquillaje fue lo primero con lo que empezó, el peinado era lo siguiente y de último pero no menos importante quedaba es vestuario.- -Lo siento, estoy nerviosa.-Murmure temiendo que alguien me escuchara, la idea de estar delante de hermosas mujeres me tenía bastante intimidada. La oscura idea de que pudiera pasar algo similar a aquella pesadilla hizo que mi piel se volviera de gallina.- -Tonterías.-Dijo mi conciencia.-No está cubierta de harapos y esta chica está haciendo maravillas con tu pelo.-Bien, tenía razón no debía pensar esas cosas, luego de todo era una pesadilla que no se volvería realidad.- ¿Verdad? -Ahora vamos por ese vestido.-Me animo a levantarme, solo tenía puesto una bata de baño lo bastante larga hasta las rodillas. Lo que me separaba del vestido eran las puertas del armario. Suspiré con fuerza, cerré mis ojos por unos segundos mientras abría las puertas del armario. Lo que vieron mis ojos me dejó con la boca abierta. -Es bellísimo Wanda…-La nombrada solo pudo sonreír al ver mi reacción.- -No perdamos más tiempo, debes probártelo.-No la hice esperar más, ella de todos modos me ayudaría a ponerme dicho vestido. Al acabar no podía creer realmente que la chica que estaba frente al espejo era yo, desde los pies hasta la cabeza no podía creer que un maquillaje, peinado y vestidos sacarán a relucir una persona completamente diferente de mi.  El vestido que llevaba era un hermoso vestido corte sirena de escote en V hasta los hombros, la delicada cola caía hasta el suelo, jamás pensé que el tul sería algo que llegaría  a usar, los encajes que traía el vestido podían fácilmente hacerme verlo todo el día y jamás me cansaría. Tirantes cubiertos con el estampado del vestido, al verme de espaldas una cremallera cubierta con los botones. Se debía de mirar de manera minuciosa  y así darse cuenta de que ahí estaba. El vestido era de un pálido y femenino rosa.  Mi peinado era un elegante moño recogido mediante trenzas y delicados adornos de flores. Pese a ser tan sencillo era coqueto. El maquillaje era suave, bastante natural. Me gustaba. -Solo hace falta algo.-Murmuré, Wanda me miró con expresión confundida. No hubo respuesta o algo por el estilo. Con pasos calculados fui al tocador que tenia en la habitación tomando el bello regalo envuelto en terciopelo n***o que me regalo Dominic, con ayuda de Wanda me lo coloque con las mas cuidosa de las acciones.  -Definitivamente eso era lo que hacía falta.-Me dijo Wanda y yo no podía estar más de acuerdo con ella. Mis ojos fueron al reloj que marcaba la hora, eran cerca de las 6 de la noche. La fiesta empezaba a las 9:00 PM, mis piernas temblaron al imaginar que estaría rodeada de personas con mucho dinero, la intimidación podía conmigo. -Sé valiente, todo estará bien.-Me animo mi conciencia, suspire bajito y colocándome recta me convencí de que podía con todo lo que me deparará la noche. Sonaba fácil y sin embargo, no estaba tan segura de que así fuera. No quise tardar más ahí, las ansias de ver a Dominic crecían de manera desmesurada, verlo podía hacerme calmar las ansias. El pasillo se volvió realmente corto. Una vez llegue al salón me quede sorprendida ante la imagen de mi novio en un exquisito esmoquin n***o a la medida, . Zapatos negros pulidos y su cabello estaba de costado a un lado. Mi corazón se aceleró de manera considerablemente rápida cuando sus penetrantes ojos azules me observaron de arriba hacia abajo, una sonrisa de satisfacción surco en el rostro de Dominic quien con rápidos pasos llegó hasta mí, sin dejar de sonreír pronunció lo siguiente. -¿Qué tal faltamos a la fiesta? ahora que te veo siento que muchas miradas estarán sobre ti, toda la noche.-Sentí mis mejillas arder al tiempo que sonreía tímidamente.- -No es verdad...-Murmuré rodeando su cuello con mis brazos, los brazos de Dominic se envolvieron alrededor de mi cintura, juntando nuestros cuerpos deseaba besarle ahora mismo, apartar todo rastro de esta fina ropa y que el, me tomara entre sus brazos. -Estás preciosa.-Murmuró en mi oído logrando que miles de sensaciones eléctricas recorrieran mi cuerpo, la boca de Dominic mordió con ligera fuerza el lóbulo de mi oreja derecha. Por consecuencia a esto mi respiración se volvió rápida y agitada.  -Calma, calma, calma. Debes ir a un evento, no puedes presentarte con el vestido vuelto un desastre.-Me regaño mi conciencia, quería callarla y no hacerle caso, pero tenía razón. No debía dejarme llevar por los impulsos de deseo y lujuria que invaden mi cuerpo.- -Debemos irnos…-Murmure queriendo mantener mi cabeza fría, Dominic soltó un bajo gruñido. Tenía tantas ganas de quedarse como yo. Y a duras penas se alejó de mi cuerpo, pero no tanto ya que sostuvo mi mano apretándola sin mucha fuerza. -No te apartes de mí en ningún momento.-Me dijo.-A veces esas fiestas están infestadas de pirañas.-Lo que dijo me descoloco lo suficiente para no entender nada, pero suponía que algunas personas no eran del agrado de Dominic, siendo un hombre de negocios era posible que muchos buscarán difamarlo y dejarlo en la ruina. (...) Tenía nervios y claro que los sentía por igual, una vez fuera de la residencia de Dominic una limusina nos recorrió para escoltarnos a aquella gran fiesta de recaudación de fondos, los cuales irán destinados hacia los orfanatos, los refugios para perros y demás cosas a las cuales deje de prestar atención inmediatamente el señor que iba con nosotros en la parte de adelante empezó a hablar. La mano de Dominic sostuvo la mía, demostrando que estaba conmigo.  El caro vehículo se detuvo haciéndonos saber que habíamos llegado en el camino, nos habíamos tardado al menos una hora y media, las horas parecían jugarme en contra debido a que no quería llegar tan pronto y sin embargo parecían estar en una especie de carrera. El lugar era de un tamaño lo bastante grande, cubierto de hermosa fauna, una cantidad moderada de departamentos alrededor nos hacía saber que podíamos ir a cualquier lugar de la fiesta, enormes balcones con la capacidad para tener al menos 30 personas y que no se sintieran ahogadas, palmeras adornadas con luces para navidad en color blanco, y un valet parking que recibía los vehículos de los más adinerados.  Dominic no tuvo que entregar las llaves, habíamos llegado con su chófer personal -desconocía si este también había sido invitado a la fiesta.- Pero en fin, como si se tratara de estrellas personas eran fotografiadas y no me apetecía ver mi cara en alguna portada de revista, Dominic pareció darse cuenta de ello y me llevó a un lugar donde no podrían vernos, pasar desapercibidos fue su idea y yo solo podía darle las gracias internamente.  Llegar al salón principal fue como entrar a la escena de una película para princesas, un gran balcón rodeado de escaleras a los costados, el centro del salón tenía un candelabro de gran tamaño con delicados cristales de adorno. Luces de intenso color iluminaban cada rincón del lugar. Las personas parecían pequeñas hormigas desde aquí el solo pensarlo me dio gracia. Dominic tiró de mi mano y acercándose a mí murmuró en mi oído. -No te separes de mi por ninguna razón.-Murmuró, pronto las miradas parecieron posarse sobre nosotros, algunos murmuraban en discreción, otros no hacían el mínimo esfuerzo en ocultarlo ¿Tenía algo en mi cabello? ¿mi vestido estaba manchado?.- -Tonterías.-Dijo mi conciencia.-Estas perfecta, déjate de pensamientos negativos.-Me ordenó y era verdad, aquella pesadilla pareció quedarse en mis recuerdos puesto que tenía el miedo latente de que se hiciera realidad, eso no sucedería claro que no. Dominic jamás me dejaría, él no quería estar al lado de mujeres con exuberante belleza, quería estar conmigo y eso debía meterlo en mi cabeza.  -Señor Spencer, ¡que gusto volver a verle!-Gritó un señor en traje agitando su mano él también estaba rodeado de otras personas las cuales saludaron también, debíamos acercarnos, me apegue mas Dominic al menos tanto como pude.- -Estoy aquí contigo, nadie puede hacerte nada.-Me murmuró calmándome.-El señor Fredd Smith, Freddy para sus amigos, propietario de la papelería más grande del mundo…-Susurro al tiempo que nos acercamos.-Luce bastante apacible pese a que es un mujeriego sin vergüenza a su avanzada edad, sumado a que es un cascarrabias.-Evite reírme.- -Su traje le queda apretado.-Murmure, es cierto que aquel señor de edad estaba un tanto subido de peso, el traje que llevaba puesto le quedaba apretado, se vía incomodo. Se veía como ya el tiempo tomo su cabello, pasando de n***o al blanco. Portaba una gran sonrisa, a su lado estaba una chica de busto prominente, ¿le estaba sosteniendo el trasero?, quería hacer una mueca de asco sin embargo, debía ocultarlo.- -La señora que está a su lado tiene por nombre Carmen, su esposa es la mayor bruja que haya conocido jamás, que no te engañe su amable sonrisa, ya te ha juzgado de arriba hacia abajo.-Trague saliva, la señora Smith tenía antojos, su cabello era rubio cubierto de canas, delgada. Ciertamente el dicho de que las apariencias engañaban era cierto, no nos tardamos más y llegamos a ese círculo de personas.  -Buenas noches, señores, damas.-Saludo Dominic, el saludo fue devuelto casi de inmediato.- -Dinos ¿Quién es la chica?-Preguntó el señor llamado Fredd, su mirada logro darme escalofríos.- -Ella es la señorita Park, viene conmigo esta noche.-Hice un tímido gesto con la mano.-Y debo decir que su compañía hoy, es mejor que ninguna otra.-Escuche risas de prolongación corta.- -Me gusta tu vestido, es tan elegante.-Alago la señora Carmen, le dedique una pequeña sonrisa, una que no me llegaba a los ojos. Ciertamente como mencionó Dominic su mirada me escaneo y sentía que estaba pasando por los rayos X.- -Muchas gracias.-Murmure, no me sorprendería si resultaba ser esas señoras que estaban mucho más pendientes de la vida ajena que de la misma.- -Todo hombre exitoso debe tener de compañía a una mujer joven, elegante y con dinero.-Mencionó el señor Fredd, codeando a otro caballero que estaba a su lado el cual simplemente asiente riendo.- -Eso es cierto, por cierto soy, William Jones dueño de empresas Jones, nos encargamos de las mejores constructoras.-Añadió dándome una tarjeta con el logo de su empresa.-Si algún día quiere algún tipo de edificación, aquí estamos a sus servicios.-Acepte la tarjeta aunque no sabía muy bien donde colocarla, mi vestido no tenía bolsillos.- Ellos se habían dedicado a hablar entre sí, opinando fuertemente por la fiesta de caridad. Algunos no estaban de acuerdo pero se presentaron solo para que la prensa les dejará en una buena posición, uno de los camareros nos trajo champagne, las burbujas se instalaron en mi garganta haciendo que la sensación sea agradable, vino blanco y algunos aperitivos más tarde nos separamos del círculo. Pareciera que a cualquier lugar al que fuéramos todos querían hablar con Dominic, ya fueran importantes empresarios, agricultores con mucho dinero o personas de poder. Y yo parecía ser el centro de los murmullos, como había dicho, algunas personas no se esforzaban por ocultar sus murmullos. -Nunca la había visto, el señor Spencer pareciera llevarla a todos lados con ella.- -No la suelta ni tampoco la descuida en ningún momento…- -No parece ninguna de las hermosas mujeres con las que suele venir por simple compañía.- -¿Y si es su pareja? -Tonterías, Dominic Spencer no es el tipo que sale con cualquiera, y si así fuera, sería una bomba. Muchos más comentarios como esos eran los que escuchaba, y si bien Dominic me había dicho que no debía mencionar nuestra relación a nadie, nuestra relación era nuestra y nadie debía saber de ella al respecto. No puse objeción o algo por el estilo puesto que también lo prefería así.  Ya había escuchado de un sinnúmero de parejas que rompen debido a la presión de miles de personas las cuales no les dejaban un segundo solos, escándalos inventados, privacidad nula y una relación que se acaba en cuestión de nada. Personalmente prefiero que nadie supiera de mi existencia junto a Dominic, tendríamos paz y yo sabía que mi relación estaba en paz.  Mientras Dominic estaba platicando de algo de lo que yo no tenia idea junto a un hombre de la misma estatura suya, piel color canela, ojos de un verde impactante, cabello castaño y con barba, parecían llevarse bien, al lado de ese hombre una chica de cabellos negros hasta el cuello estaba tan perdida como yo, y al ver que la miraba saludo con la mano. ¿Estas tan aburrida como yo?-Preguntó en un murmuro y solo pude asentir con la cabeza.- -No tengo ni idea de lo que hablan, pero pareciera ser mucho.-Suspire.- -Te entiendo, hay mucho señor mayor aquí supongo que una vez encuentras a alguien de tu edad solo pareciera que puedes hablar de cualquier tema, y sacaría uno igual o más interesante.-Se expresó.-Soy Megan.-Se presentó extendiendo la mano.- -Rebecca.-Me presente, aceptando su mano.-¿Es tu novio?-Pregunte, ambos traían ropa casi similar es como si estuvieran a juego, ella asintió.-¿También tiene una empresa?-Pregunte con curiosidad también en un intento desesperado de entablar una conversación.- -Bueno...algo así.-Parecía un tanto inquieta. Megan me había comentado que su pareja Aaron era el dueño de unos de los casinos más visitados del mundo, el hotel y casino “Lotto” ellos se habían conocido de una manera extraña y particular. Al principio parecía que jamás podrían estar juntos o llevarse bien sin embargo al final de cuentas ahora estaban felizmente casados.  Pensar en una boda me hizo sonreír, ¿algún día me vería en ese altar con un vestido?, de reojo mire a Dominic, su mirada se posó en mi, y sin que nadie se diera cuenta me guiño un ojo. Mi corazón pegó fuerte con mi pecho, pareciera que lo estuviera viendo por primera vez.  Si algún día tenía la oportunidad, si quería casarme...Con Dominic. No podía aguantar la vejiga, estaba a punto de explotar si no iba al baño. Nos traen de aquí para allá. Platicar con Megan fue bastante entretenido, y sin embargo muchas personas insisten en querer hablar con mi novio. El evento empezará en unos momentos, muchas chicas con hermosos vestidos iban para retocarse o hacer sus necesidades y yo estaba muriendo al hacer lo segundo. Dominic me había dicho que no me alejara de su lado y aunque había aguantado las ganas ahora si no podía.  -No puedes hacerte en el vestido, El lo entendía.-Murmuró mi conciencia, mire hacia un lado, Muchas personas -en su mayoría empresarios.- por lo que estaría ocupado al menos un momento.- Sin dudarlo más me encamine hacia el baño, el cual cabe mencionar estaba delicadamente decorado, forrado de espejos hermosas flores de todos los colores incluso perfumes de muestra. Increíble realmente, pero yo solo iba a por una sola cosa. Una vez terminado mis asuntos. escuchaba a un grupo de mujeres platicar reían por sus cosas, y no es que me interese su plática, sin embargo había mencionado el nombre de Dominic e inmediatamente no pude evitar escuchar. -No sé muy bien de qué se trata.-Escuche.-Es la primera vez que se le ve con esa chica, ¿será acaso una amante?- -El sale con sus amantes, no es bueno que un hombre con tanta fama salga con simples mujeres.-Enrede mis dedos en unos de los vuelos del vestido.- -A mi no me parece una simple amante…-Otra chica murmuro.- -Sigue pareciendo extraño…  lentamente los murmullos cesaron y supuse que podía salir sin que nadie notase que estaba escuchando. Para cuando me dedicaba a volver con Dominic, el llamado de una chica me detuvo. -¿Donde compraste ese vestido?-Pregunto, aun estaba de espaldas, y lentamente me fui girando.-¿De qué marca es?-Volvió a preguntar, simplemente me quedé en blanco sin saber qué decir.- -Fue un regalo, no recuerdo muy bien de qué marca era.-Las demás damas,  las cuales no dudaba eran las que estaban platicando en el baño hace unos momentos.- -Es hermoso y se ve bastante caro.-Mencionó una chica, parecía ser la más joven de aquel grupo.- -¿Viniste aquí con alguien? Debes estar casada con alguien lo bastante rico para tener un collar como ese.-Señaló una mujer con un elegante boquilla para cigarrillos, ella exhaló el humo hacia un costado de la gran habitación, por instinto mi mano fue a parar al regalo que me había dado Dominic.- -Vine de invitada aquí, la fiesta es hermosa.-Me encogí de hombros.- -¿En qué trabajas?-Preguntó una dama de cabellos recogidos, lo más destacable de esa mujer era el enorme lunar en su mejilla. Hizo un gesto con la mano queriendo saber mi nombre.- -Rebecca, soy Rebecca Park.-Me presenté, ellas me miraron de manera extrañada.- -No me suena ese apellido, solo las personas con apellido importante se reúnen en este tipo de eventos.-La misma mujer del lunar me miro en forma de sospecha.- -No todos los apellidos los debes conocer Andrea querida.-Intervino una voz, una voz la cual yo sería capaz de reconocer donde sea pertenecía a Gloria Coleman, la misma mujer que, ese día tenía una cita de entrevista conmigo. Debido a aquellos acontecimientos no pude llegar y el solo recuerdo lograba hacerme sentir mal.-¿En qué trabajas?-Pregunto con el suficiente interés, sabia que me conocía pero ella pareció no decir nada.- -Soy recepcionista…-Murmure, a palabras de Dominic el lugar era mío. Y ya sea tarde o temprano empezare  más tardar el lunes.- -¿Como alguien con un lugar de trabajo tan insignificante está aquí? ¿Cuánto costó el collar?.-Gloria me miró de manera despectiva, mirándome de arriba a abajo, las demás hicieron lo mismo.- -También...fue un regalo, no sé exactamente cuánto cuesta, debo irme.-Me apresure a decir, quise desaparecer en ese mismo instante.- -Un momento.-Me freno Gloria, dándome aquella misma mirada que la primera vez.-Nadie me dice que pudiste robar ese collar, ven conmigo ahora mismo te llevaré con los de seguridad.-Dijo de manera intimidante.- -Es un error, vengo con Dominic Spencer el me ha dado este collar..-Le quise aclarar, ella solo soltó una risa sarcástica, burlona en una clara señal de que no me creía.- -Puedes estar un tiempo en la cárcel por difamación del buen nombre del señor Spencer.-Busque la mirada de alguna de las presentes, cuando mencione el nombre de Dominic me miraron con expresión de sorpresa, si las escuche hablar de mi, sabían que venia con el y aun así, ninguna se atrevía a decir nada.- Debo buscar a Dominic, fue el pensamiento que viajó por mi mente y con ello me eché a correr a mis espaldas Gloria gritaba que me detuviera, y que lo lamentaría si no le hacía caso. Solo debía de buscar a Dominic y todo se arreglaría, busque por todos lados, aun si el dolor en los pies era insoportable o si mi cabello se estaba volviendo un completo desastre y mi respirar era tan agitado que me parecía morir.  Solo debía buscarlo.
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