POV AURORA ―Él también tuvo suerte ―dice la enfermera en voz baja mientras sigue mi mirada―. Si algo tan grande como lo que se le incrustó en el costado le hubiera golpeado en el cuello, no estaría aquí ahora. Eso me produce un escalofrío que no esperaba, no estoy segura de sí es por él o por mí. Por mí, al menos en parte, por lo ligada que está mi vida a la suya, pero también por él, no quiero admitir que me importa. Que, aunque no quiera estar casada con él, y aunque lo odie un poco por todo esto y culpe en buena parte a su voluntad de seguir adelante en lugar de encontrar otra salida para mí, no quiero que se muera. Se ve casi pacífico, acostado en la cama del hospital con la sábana recogida bajo las axilas. Su rostro parece más suave así, más joven, las duras líneas de su mandíbul