Cuando noté que estaba demasiado relajada, vi que el incienso estaba por terminar, mojé mi cara y comencé a estregar mi cuerpo, ya el agua no estaba tan caliente, se había quedado un poco mas que tibia. No tenía idea de si Liam estaba en la habitación o había salido al salón. —Liam.—le llamé para saber si estaba en la habitación. —Estoy aquí. ¿Necesitas algo? —Solo quería saber si seguías allí. —No me he movido del sillón. —¿Estás muy cansado? —Para nada, dormí durante todo el vuelo y esta noche apenas trabajé. Dejé salir una sonrisa perversa, pues si no estaba cansado, mi plan podría funcionar muy bien. Estiré mi mano y logré alcanzar una toalla, la extendí en el suelo a lo largo, con un alcance hasta la puerta. Me puse de pie y tomé una esponja que estaba junto al gel de ducha,