Al día siguiente Casi como si fuese una ladrona en mi propia casa, entro intentando hacer el menor ruido posible. Son apenas las siete de la mañana y tan sólo espero que mi padre aún no se haya despertado para ir a jugar golf como lo hace todos los sábados. Sé que no dudaría ni un solo momento en preguntarme con quien he estado ya que mi cabello aún está mojado y tengo la misma ropa que anoche. Rápidamente subo hasta mi habitación y cierro la puerta con llave para que nadie entre. Me quito el vestido, los tacones, y me dejo caer de espalda sobre la cama. Cierro mis ojos a causa del cansancio que siento y al hacerlo aún me parece estar sintiendo sus caricias en mi piel. No hemos dormido en casi toda la noche y me ha encantado. Me volvió loca su forma de amarme. Me enterneció hablándome ac