Mi padre se acerca lentamente a mí y cuando está a dos pasos de mí, toma mis manos entre las suyas. —Hija, ¿Qué es todo esto? —me pregunta confundido y algo indignado.
Quisiera responderle. Quisiera gritarle toda la verdad, pero si lo hago nada de lo que he hecho habrá valido la pena. Lo miro en silencio.
—Mauricio, yo le puedo explicar. — interrumpe Lucas con su tono arrogante que tanto odio.
—Te lo agradecería Lucas. —replica mi padre en lo que es prácticamente un reclamo y comprendo perfectamente su actitud.
—Entiendo que este confundido, pero la noche que su hija y yo nos hemos visto en su casa; no ha sido la primera vez. —le dice firme y no estoy comprendiendo bien que trama.
—¿Cómo qué no? ¿Me explicas como es que se han casado sin decirme nada? — le exige y yo estoy teniendo un ataque de pánico aquí.
—Sienna y yo nos conocimos cuando ella viajo sola a su frustrada luna de miel en Capri. — comienza a decir y ahora sí que estoy asustada.
¿Cómo ha sabido él de mi viaje a Capri? ¿Me ha seguido? Esto es una locura...
—¿Es verdad hija? ¿Por qué no me lo habías dicho? —me cuestiona mi padre y me encantaría gritarle toda la verdad. Debo fingir...
—Es que no quería que sintieras miedo de que sucediera lo mismo que con Ramiro. —me invento y siento la mano del imbécil que tengo por esposo ahora rozando mi espalda.
—¿Por eso se han casado en secreto? ¿Por miedo a que me opusiera? —pregunta mi padre.
—Así es Mauricio. Yo no sabía cómo explicarte que me había enamorado de tu hija cuando la vi por primera vez caminando con aquel vestido color blanco por la playa. —le inventa, pero lo peor de todo es que lo del vestido no es un invento...
Definitivamente me ha seguido.
—En ese caso, solo me queda felicitarlos. —dice mi padre con una enorme sonrisa —me hubiese gustado estar al tanto de todo, pero tampoco me enfadare con ustedes por esto. Sienna es mi única hija y no pienso alejarme de ella por nada. — dice y luego nos abraza.
No puedo dejar de pensar en que según Lucas yo no sería su única hija, si es que su hermana y ese bebe no hubiesen muerto.
—Gracias por entender pa. —digo y me aferro a nuestro abrazo como si fuese lo último que hare en mi vida.
Tengo muchas ganas de preguntarle por la hermana de Lucas, pero muerdo mi lengua para evitar hacerlo.
[...]
Me tendrían que dar un Oscar por mi tan buena actuación ante los invitados. He fingido con mi mejor sonrisa el haberme convertido en la supuestamente orgullosa señora Sandonini.
El desconocido, pero aparentemente popular maestro de ceremonia anuncia que es tiempo del primer baile entre los flamantes nuevos esposos y la mirada de Lucas se fija en mi mientras me ofrece sus manos para comenzar con el baile. Debo seguir con mi teatro...
Tomo su mano y caminamos así hasta el centro de la pista de baile donde él me toma de la cintura y comenzamos a bailar al ritmo del vals.
—Lo estás haciendo muy bien. — me dice al oído mientras nos seguimos moviendo.
Odio a este hombre. Odio su sarcasmo. Odio lo horriblemente egocéntrico que es.
—¿Cómo has sabido lo de Capri? — pregunto cambiando de tema drásticamente e intentando no ahorcarlo con mis propias manos en estos instantes.
Escucho el sonido de su triunfal risa en mi oído y quisiera levantar mi rodilla para pegarle justo en ese punto donde sé que le dejare tirado en el piso de dolor.
—Ya te lo he dicho antes, sé lo que debo saber.—me dice otra vez.
—¿Qué quieres de mí?— me atrevo a preguntarle y me da pánico lo que pueda responder.
—De ti no quiero nada... o quizás sí...— dice confundiéndome y los dedos de la mano que tiene en mi cintura siguen rozando mi espalda.
—No seré tuya jamás. —le advierto.
—No te preocupes, no tengo intenciones de revolcarme contigo. —dice haciéndome sentir la nada misma. —No eres mi tipo. Yo jamás estaría con la niñita consentida de papi que sin maquillaje y su ropa cara no es nada. —eso ha dolido, pero no puedo mostrarme débil ante él.
—Mejor — sentenció y agradezco que mi padre venga a rescatarme para bailar el vals conmigo.
Me aferro a él como si mi vida dependiera de ello —Hija, me hubiese gustado que me comentaras lo de Lucas. —me dice.
Este es mi momento de comenzar a indagar acerca de todo lo sucedido —Pa, no siempre nos decimos todo. Me imagino que tú no me dices nada de las mujeres que conoces por allí, ¿o sí? —le pregunto y necesito que me cuente de ella.
—No, pero tampoco es que me case con nadie...— responde.
—¿O sea que si has tenido algo con alguien? — pregunto firme.
—Hija, no es el momento de hablar de esto. — sentencia y las dudas me consumen.
—Pero si hablaremos del asunto. —digo cuando mi flamante esposo vuelve por mí.
—Cariño, creo que es hora de irnos de aquí. —me dice enfrente de mi padre y lo quiero matar.
—Pero, hace poco ha comenzado la fiesta...—expongo.
—Sí, pero el avión sale en tres horas. —se explica y no se dé que avión me está hablando.
—¿De qué avión hablas? —pregunto confundida.
—El que nos llevara a Italia a que conozcas a mi familia— responde firme.
—¿Y el contrato que firmarías con mi padre? —pregunto asustada, no pude haber hecho esto por nada.
El abre el saco del esmoquin y quita unas hojas de papel del bolsillo interior. —Mauricio, aquí está el contrato firmado. Comience con todo, me llevare a Sienna una semana a Italia. Cuando regrese me pone al tanto de todo. —le explica y dicho todo esto prácticamente me obliga a despedirme de mi padre para que me vaya con él a iniciar con toda esta farsa a la que prácticamente me ha obligado a pertenecer.