—¿Para eso te has ido de la casa como una fugitiva? — me reclama mientras la limusina nos lleva a la casa. «No quiero responderle. No quiero mirarle...» —¡Habla! — vuelve a exigir y no me queda más remedio que clavar mi mirada en la suya. —¡Si! Me he ido porque no quiero volver a verte nunca más en mi vida. Supongo que estarás feliz de haber conseguido tu cometido antes del año, ¿no? Me has hecho más daño del que se le podría hacer a cualquier persona en un tiempo récord— replico y vuelvo apartar mi mirada de él. —Sienna...— le escucho decirme con un hilo de voz. —Entonces ni lo digas. No quiero saber nada de ti — replico de inmediato y me cruzo de brazos. —Siento mucho lo del otro día —dice de repente y no puedo entender como puede ser tan hipócrita. Decido mantenerme en silencio y