La resaca de la mañana me dijo que sí, efectivamente estaba ebrio la noche anterior, la maldita alarma me iba a explotar mi cabeza, al salir de la habitación tratando de mantenerme lo más decente posible encontré a la pequeña Emma con su impecable ropa y peinado perfecto lista para salir. –Buenos días, tío Greg. –Hola pequeña, ¿a dónde vas tan temprano? –A mis clases de francés, luego voy a piano, ¿todavía vas a estar aquí cuando regrese? –Debo ir a trabajar, pero intentaré a traer a Aria y Aiden más tarde. –Gracias tío. –Vamos, cariño –le habló Shelly –. Es tarde. No creo que fuera tarde, eso solo era un decir para que saliera, era mejor que me fuera, estaba por tomar la salida cuando me encontré a Travis muy tranquilo con una taza de café en la mano. –Te ves terrible –son