Los dos caminaron hasta un restaurante pequeño donde a Roy le gustaba cenar cuando necesitaba un poco de paz. Se quitaron el abrigo y todo lo que los cubría hasta que quedaron lo suficientemente cómodos para poder sentarse. Noelia se acomodó el fleco y el cabello, ese corte le sentaba bien, la hacía ver más joven y le favorecía en todos los sentidos. Se había olvidado de lo alta que era y notaba que ahora tenía mejor cuerpo, el de una mujer, ya no era el de aquella chica con el que se había acostado años atrás. Estaba increíblemente cambiada, como si después del accidente hubiera renacido una nueva ella.
— ¿A qué fuiste de viaje? — le preguntó rompiendo el silencio.
— Fui a escribir. Me gusta escribir en otro lugar diferente a mi piso.—
—¿Por qué? —
— Antes escribía ahí. Me ponía los
