Accidente
Había decidido levantarme más temprano para poder llegar al colegio antes y adelantar un poco todo lo que tenía atrasado luego de todos los días que había faltado. Además había quedado con mi amiga Juliana en juntarme con ella más temprano para poder integrarme fácilmente nuevamente a la preparatoria.
Me levanté, me bañe, me cambié y salí con la idea de comprarme algo por el camino para desayunar y así no llegar tarde a encontrarme con Juli.
-¡Juli!- exclamé con una sonrisa cuando la vi apoyada sobre la reja de ingreso de la preparatoria y ella al escucharme se volteó y me miró con una sonrisa en el rostro.
-¡Dany!- exclamó con la misma sonrisa y se acercó a mí, dándome un beso en la mejilla como siempre lo hacía-Creí que llegarías más tarde.
-¿Por?
-Porque siempre te quedas dormido- me contestó riéndose y yo la miré con cara de pocos amigos.
Ella llevó una de sus manos a uno de mis hombros, dándome pequeñas palmadas sin parar de reírse.
-Es que es verdad amigo. Siempre te has quedado dormido para todo- dijo mientras no paraba de reírse y comenzaba a caminar hacia dentro del colegio.
Yo aún la seguía mirando con cara de pocos amigos, pero la verdad era esa; toda mi vida me había quedado dormido antes del accidente que había tenido.
Hacía ya medio año que había pasado y recuperarme de aquello me fue algo difícil, primero porque había perdido toda movilidad en mis piernas y aun me cuesta mucho el poder correr o hacer caminatas largas. Todo pasó cuando tuve un accidente de coche, en el cual mi hermano mayor y mi hermana menor iban tambien. Mi hermano mayor iba conduciendo y gracias a dios no le sucedió nada, a mi hermana menor tampoco. El unico afectado gravemente fui yo, y no culpé a mi hermano por aquello, aunque él lo hace por ambos. Se culpó durante mucho tiempo diciéndose que gracias a él yo no podría volver a correr y por ello, salir del grupo de atletismo, al cual amaba, pero como ya he dicho, no podría seguir yendo, como tampoco podría ir a la universidad teniendo una beca de deporte por ello.
Perdí mucho, pero agradezco a todo que no haya perdido lo que verdaderamente me importa, que son mis hermanos. Ellos son todo para mí y si los perdiera, creo que eso me afectaría más que haber perdido una beca, o incluso el no poder volver a correr.
Mi hermano y yo nos parecíamos en muchos aspectos, incluso en lo físico, ya que ambos teníamos el cabello castaño con rulos algo alborotados, ya que no los teníamos cortados muy cortos, los ojos café, de tez algo clara, pero que se tostaba muy rápido cuando era verano, de contextura algo delgada, pero con musculatura y solo en la altura nos diferenciábamos, ya que él era más alto que yo, que medía un metros setenta. Algo bajo, pero no me quejo, es lo que me tocó.
-Vamos a la biblioteca que creo que es donde estaremos más tranquilos hasta la hora de clase- comentó Juli mientras caminábamos hacia la misma a mi velocidad.
-¿Han dado mucho?- le pregunté algo preocupado, porque la verdad era que no tenía muchas ganas de ponerme a ritmo si habían hecho mucho.
-No tanto, pero con eso que tambien te enfermaste en medio, hizo que te volvieras a atrasar. Tenemos pruebas dentro de poco y no creo que tengas muchas ganas de tenerlas ¿no?- preguntó con una mueca de risa en sus labios.
-Nadie las tiene- comenté haciendo un leve puchero mientras la miraba con cara de pocos amigos.
Juliana era una de las pocas chicas con las que hablaba y mi única amiga. Es algo deprimente decir eso, pero es verdad, desde que dejé el grupo de atletismo. Ella fue la única que me alentó a seguir adelante, y a que volviera al colegio cuando me di cuenta que nadie se preocupaba por mí y que solo estaban a mi lado, por ser bueno en eso; atletismo.
Fue frustrante y algo decepcionante, pero no dije nada y seguí adelante.
-¿Con qué quieres comenzar?- me preguntó con una sonrisa en los labios mientras yo me sentaba frente a ella.
-¿Qué te parece matemáticas que es lo que peor llevo?- le pregunté mientras sacaba mis cosas y ella hacía lo mismo.
-De acuerdo.
Juliana me puso a la corriente de muchas de las materias hasta que la hora de ingresar a clases llegó y ambos nos fuimos a nuestros respectivos salones, ya que la primera hora no la compartíamos.
Entré a mi salón y esperé sentado tranquilamente al profesor, mientras miraba por la ventana, viendo el cielo despejado y tranquilo. Ese día sería agradable y soleado como a mí me gustaban.
Las horas pasaron lentas y por suerte, la hora del almuerzo llegó, haciendo que saliera pitando, con la velocidad que mis piernas me permitían, hacia la cafetería para poder comprarme algo para comer, porque en medio de la clase mi estómago rugió y todos comenzaron a reírse, importándome poco que lo hicieran. Después de todo, ninguno allí me interesaba y la única persona que no se había reído, había sido ni más ni menos que mi amiga.
-Veo que hoy tienes apetito- comentó mi amiga mientras se sentaba frente a mí en la mesa y acomodaba su cabello azabache detrás de sus orejas para que no le molestaran.
Yo la miré y vi su bandeja casi vacía.
-¿Por qué te has servido tan poco?- le pregunté mirándola a los ojos verdosos que tenía.
Se encogió de hombros y le dio el primer mordisco al pequeño sándwich que se había comprado.
-Necesito perder algo de peso antes de que se acerquen las competiciones según el entrenador.
-¿Sigue siendo tan insoportable como siempre?
-Sabes cómo se pone cuando están las competiciones cerca, pero no me quejo- se encogió de hombros- Después de todo es verdad. He aumentado un poco desde que tuviste el accidente y comíamos de todo mientras estabas en el hospital- comentó con una sonrisa.
-¿Ahora la culpa es mía?- pregunté ladeando la cabeza hacía un lado.
-No tonto, solo comenté- me dijo aun con su sonrisa en sus labios.
Mi mirada se quedó colgada antes de volver a comer en una persona que poco me agradaba y que poco soportaba, pero a la cual no podía volver a enfrentarme.
-Así que la mariquita volvió- comentó Mark con una sonrisa en su rostro terminando de colocarse detrás de Juli- ¿Qué pasó? ¿En tu casa ya se enteraron que te gustan los tíos y te obligaron a venir a ver si podías cambiar?- preguntó riéndose junto con su coro de idiotas que siempre lo rodeaban.
Mark, un idiota de cabellos rubios, ojos café y algo más musculoso y alto que yo, había sido con la peor persona con la que me había cruzado en toda mi vida, y… del que me había enamorado.
Grave error ¿no?
Cuando le confesé que me gustaba dos años atrás cuando no era tan imbécil, me hizo la vida imposible y aun lo seguía haciendo.
Mi primer amor, y terminó siendo un verdadero imbécil de primera. ¡Genial!
-¿Por qué no te largas de aquí Mark?- le dijo mi amiga aun dándole la espalda, pero apretando fuertemente su sándwich, ¿creyéndose capaz que era el cuello de Mark?
-¿Quién te crees que era tu para decirme donde tengo o no que ir?- le preguntó con un tono de superioridad que a juliana le chocó como una patada en el culo por la expresión que puso al escucharlo decir esas palabras.
Se levantó dejando su sándwich en su bandeja y lo enfrentó, dejándome sin ver sus expresiones.
-Escúchame pedazo de basura inservible, ¿quieres hacerle la vida imposible a alguien? Pues ve a buscarla a otro lado porque aquí no jodes ¿me oíste?- le preguntó tomándolo de la remera que llevaba puesta.
Aunque se llevaban mucha altura entre ellos ya que juliana era unos cinco centímetros más baja que yo, y él imbécil de Mark tenía, claro está, mucha más musculatura y fuerza que mi amiga, este último se encogió de hombros y me miró con cara de pocos amigos.
-De esta te has salvado Daniel, pero veremos qué haces cuando no tienes a esta arrastrada protegiéndote la espalda- me dijo antes de darse la vuelta e irse con sus imbéciles llamados “amigos” a otro lado de la cafetería.
-Ese imbécil me enerva- comentó Juli mientras se sentaba con expresión cansada- Es tan imbécil que a veces me pregunto si será un humano o un primate.
Yo hice una leve sonrisa con su comentario y luego seguimos comiendo en silencio ya que no teníamos nada qué decir y los silencios a nosotros no nos molestaban.
Cuando terminamos las materias de la tarde, Juli se ofreció acompañarme hasta mi casa ya que no se quedaría en los entrenamientos porque no se sentía muy bien.
-Pero nuestras casas quedan en sentidos contrarios- comenté mientras caminábamos fuera del instituto.
-He venido con el coche, así que no te preocupes- me dijo con una sonrisa indicándome hacia donde había aparcado fuera.
-Pero…
-Sabes que no es molestia para mi Dany, además, si me molestara no te llevaría créeme- me dijo riéndose al final por mi cara.
Si, Juliana tenía carácter y del peor si no le caías.
-De acuerdo, pero tengo que compensártelo de alguna forma.
-Ven conmigo mañana a una fiesta y lo tendrás recompensado.
-¿Fiesta?- pregunté mientras oía que habría el coche para que pudiéramos subir.
-Mi prima quiere salir a bailar a algún lado, y sabes que no me agrada mucho ir sola a ese tipo de lugares y las amigas de mi prima no me caen, así que estaré aburrida toda la noche y qué mejor que llevar a mi mejor amigo a que conozca gente- comentó mientras encendía el coche.
-No sé, sabes que no me agradan esos lugares y menos cómo estoy ahora. No me puedo mover muy bien y me canso si estoy parado mucho tiempo.
-No te preocupes por ello. Habrá barra para poder tomar algo y podrás estar sentado- se encogió de hombros- Además sabes que a mí no me gusta mucho bailar, así que compañía no te va a faltar.
-¿Entonces para qué vas?- le pregunté levantando una de mis cejas.
-Voy más que todo para no decirle a mi prima que no iría luego de que me estuvo molestando toda la semana para que fuera, porque quieres presentarme a alguien si es que lo encuentra, porque dice que es “mi tipo”.
-¿Entonces para qué me invitas si vas a estar con otro?- pregunté extrañado.
-Para hacerle creer, si mi prima lo encuentra, que eres mi novio- me contestó encogiéndose de hombros con una sonrisa divertida en los labios mientras mantenía su vista en la calle.
-¡¿QUÉ?!- grité y ella rio.
-Es solo para sacármelo de encima Dany. Sé perfectamente que tú eres homosexual.
-Pero ¿Por qué le vas a mentir al pobre chico cuando ni siquiera lo conoces? ¿Y si te gusta de verdad?
-No me va a gustar.
-¿Por qué lo dices?
-Porque sé que no lo va a hacer.
-¿Por?
-Ya llegamos- me dijo y yo volteé mi vista hacia la ventanilla, viendo frente a mí mi casa.
Volví a mirar a mi amiga y sabía que no me contestaría así que solo suspiré y sonreí levemente.
-Gracias por traerme.
-Un placer como siempre- me contestó con una sonrisa- Te veré mañana.
-Hasta mañana- le dije dándole un beso en su mejilla y abrí la puerta para poder bajar.
-Mañana me dices si vas ¿sí?
-Voy- le contesté y cerré la puerta, saludándola con mi mano, para luego ingresar a mi casa, viendo cómo el coche de mi amiga desaparecía por la calle de mi vecindario.