Después que Hella firmó y selló el dictamen real con el rey Erik, él le dijo que mañana mismo se encargaría de otorgarle quince guerreros mas una carroza para que la llevaran hasta la frontera del reino de Vitra, y así ella tuviera la libertad de hacer lo que mejor le pareciera en aquellas tierras que, para él solo habitaban demonios. Luego de eso, el rey se fue a la capilla que estaba en su palacio para rezar un poco, ya que, según él, necesitaba hablar con Dios porque se sentía algo inquieto por lo que había hecho.
«Solo hago lo mejor para mi reino, deseé buscar la paz otorgándole al rey Zander una solución, pero él me rechazó al no querer desposar sus futuros hijos con los míos…» piensa el rey Erik cuando ya está arrodillado frente a una cruz.
Entonces, con sus manos en posición de pl
