Después que hicieron el pacto de sangre, todo continuó como si nada hubiese ocurrido, ya que así se suponía que debía ser, puesto que, la única que estaba al tanto de lo que realmente sucedía con respecto a la princesa de Alistair, era Meredith quien luego que los reyes terminaron de desayunar, le ordenó a las doncellas que trajeran las tinajas repletas de agua para el aseo matutino del rey y la reina. De esa manera, cuando concluyeron su rutina matutina, el rey Zander se fue a hacer sus actividades, permitiéndole salir a Esther con la única orden que no se acercara al príncipe Drystan o al lord Calen, quien se quedaría una temporada en el castillo al igual que el príncipe heredero el cual, hasta ahora, nadie sabía cuánto tiempo permanecería en el castillo. Entonces, Esther y su doncella