Capítulo 3 II Parte

1749 Words
—¿Y ella estará bien? —Pregunto por millonésima vez Erian a su hermano mayor Matt puso los ojos en blanco retrayendo sus colmillos y dejando la bolsa de sangre a un lado —¿Puedes calmarte? —El hombre se limito a sonreír cuando su hermano lo fulminó con la mirada —Por supuesto que esta bien, ya habrá eliminado a los microorganismos de su sistema, solo esta inconsciente, aunque no lo parezca su organismos ha pasado por mucho, es una suerte que no la hayas transformado —Pfff —Suspiró Erian —Pudo no haber sobrevivido, todo esto es mi culpa —Ya lo creo —Matt asintió con una mirada solemne en su rostro —Todavía no puedo creer que no hayas visto al cazador Erian desvió la mirada, él tampoco sabia como es que no habia visto venir el golpe de Cleyton hasta que ya tenia una daga enterrada en su pecho, habia estado demasiado distraído ese día, su mente totalmente fuera de si en ves de esta consciente de su alrededor, en su escritorio tenia toda una pila de papeleo con nuevos clientes, personas que habia solicitado su servicio de seguridad y estaban a la espera, era su trabajo asignar al personal adecuado para la tarea, su empresa no solo trabaja con y para humanos, habia otro inmortales bajo su cargo y cualquiera de ambos individuos debían ser clasificados para el trabajo minuciosamente, no supo el momento en que el trabajo se le habia juntado, suponía que con el reciente viaje de su madre a Europa su mente se habia distraído un poco, apenas la semana pasada habian estado en una reunión familiar cuando Elizabeth Belcan habia soltado lo que debia ser el mayor acontecimiento en siglos para sus hijos, su madre iba en busca de su compañero de vida Ni siquiera Erian habia estado preparado para la noticia, de hecho ninguno de sus hermanos lo estuvo pero asi era Elizabeth, dejaba caer la bomba justo antes de pegar la carrera en dirección contraria, ese hecho no lo dejo tan atónito como el enterarse que después de tantos siglos ahora su querida madre estaba segura de lo que decia a través de un sueño, según ella era toda la señal que necesitaba, él nunca habia visto a su madre tan decida en todos sus siglos de vida, su progenitora podía llegar a ser sin lugar a dudas tan obstinada y terca como una mula por lo cual ya sabia que dar su opinión sobre tal locura seria completamente inútil Aun asi eso no impidió que lo hiciera Tanto él como sus hermanos no tuvieron el más mínimo éxito en disuadir a su madre y la semana pasada la despidieron antes de que abordara un avión con rumbo a Italia Cuando algo le metia en la cabeza a su madre nadie podía disuadirla de ello salvo ella misma, seguro no tenia ni la más mínima idea de cómo habia dejado de ansiosos y preocupados a sus hijos. La mente de Erian habia estado tan inmersa en el viaje de su madre que no habia sido consciente del momento en que el cazador se habia arrojado sobre él hasta que el filo del cuchillo perforó su piel Si hubiese estado más atento habría podido prevenir tal situación y no tendría a su secretaria inconsciente en su cama descansado después de estar al borde de la muerte por un psicópata con una estaca Erian hizo una mueca, debia hacerse cargo de la situación lo antes posible, sino hubiese sido por Charlotte Richars seguro sus cenizas aun estuvieran ardiendo en su oficina —¿Has sabido algo de mamá? —Erian cruzo sus brazos sobre su pecho mientras esperaba la respuesta de su hermano apoyado en el borde de la encimera de granito —Ya llegó al hotel, afortunadamente tía Juls esta con ella en este momento, otra que esta muy emocionada pues dice que es una especie de —Matt hizo comillas en el aire con sus dedos y agregó — “Aventura romántica” —Sabia que Eloisa no debia regalarle aquellas novelas de romance —Erian rodó los ojos —¿En serio puedes culparla? Mamá es una romántica empedernida aunque diga lo contrario, tenias que haberla visto cada vez que terminaba un libro, los suspiros que hacia no eran nada normales —¿Recuerdas su enamoramiento por el vizconde de Marlowe? —Erian sonrió mientras negaba con la cabeza, quien sabe si todos esos amores literarios habrían hecho que ahora su madre se encontrara detrás de una historia aun más ficticia, las almas gemelas, desde luego que estaba seguro de que solo era una historia contada por aquellos seres que lo convirtieron en un inmortal en primer lugar, nunca habia escuchado que tal cosa fuera cierta —Estuvo a punto de sacar sus polvorosos vestidos victorianos solo para sentirse parte de la historia —Ahora era el turno de Matthew de poner los ojos en blanco, definitivamente su madre era todo un personaje, una mujer increíble que desde luego capturaría el corazón de cualquier hombre ya sea mortal o no, a sus ochocientos años resultaba ser toda una belleza de lo más llamativa, cabello rubio platinado, piel blanca y perfecta, unos increíbles y llamativos ojos verdes como las esperaldas con la pupila de color plata lo cual era un señal de que no era mortal, en efecto, todos los inmortales tenia los ojos de color de la plata y un iris de acuerdo al color que solian ser sus ojos antes de ser convertidos o simplemente algunos nacian con una variante de color en ellos tal como era el caso de Erian y sus hermanos, la única que habia salido con el mismo par idéntico al de su madre era su hermana menor Eloisa Los ojos de Erian eran con la misma característica plateada de su pupila con el iris de color dorados, la mayoría de las personas pensaba que usaban algún tipo de lentes de contactos y se lo atribuían a un tipo de “personalidad frívola” y ese no era el motivo del porque los ocultaban, prefería no llamar la atención la mayor parte del tiempo aunque siempre obtenía el efecto contrario En total eran cuatro hermanos, Leandro y Matthew con unos seiscientos años, Erian con cuatrocientos cincuenta años y Eloisa con apenas doscientos, sin embargo su edad se habia detenido cuando estuvieron cerca de los treinta, su apariencia seguia impecable, los microorganismos en sus sistemas se encargaba de que asi fuera pues el envejecimiento era después de todo una de las primeras causas de deterioro del organismo —Pfff —Suspiró Matt —Mamá dará el grito al cielo cuando se entere de lo que sucedió Y nada podía detenerla de enterarse de ello cuando regresara pues aunque tanto él como sus hermanos tenían la capacidad de controlar la mente esa habilidad no funcionaba con su madre y en general con cualquier inmortal que fuera mucho mayor que cada uno de ellos —No tendrá nada de qué preocuparse porque esto lo resolveré antes de que regrese —Murmuró él, su voz dura y seca apenas mostraba realmente como se sentía en ese momento Por supuesto no estaba de lo mas feliz o relajado, un maldito psicópata con una estaca y un arma estuvo a punto de terminar con su existencia y encima de todo eso habia herido de gravedad a su secretaria. Aun asi Eria reconoció el valor y la valentía —o falta de sentido común —que tuvo la pequeña mujer para intentar salvarlo del cazador —¿Borraste sus recuerdos? —Le pregunto Matt Erian frunció el ceño negando —Todavía no —La joven mujer habia pasado por mucho y apenas acaba de sobrevivir a dos impactos de bala, de no haber usado su sangre Charlotte estaría dentro de una bolsa negra para cadáveres seguramente sobre una camilla de la morgue —Bueno…Supongo que es tan buen momento como cualquier otro para que empieces justo ahora por limpiar la mierda de su cabeza —Matthew lo miró sin emoción antes de volverse hacia la entrada de la cocina Erian siguió su mirada paralizándose en el último segundo al ver una Charlotte congelada en su sitió, no necesitaba que emitiera palabra alguna, sus ojos estaban abierta por el shock y su mirada totalmente centrada en él Su hermano se aclaró la garganta observándolos a ambos —Me alegra que ya te hayas despertado ¿te sientes mejor? —Sus palabras llamaron la atención de la mujer que parpadeó hacia él, su boca se abrió como si fuera a decir algo solo para cerrarla en el último segundo Ahora su mirada se alternaba entre los dos, Erian la miró tragar saliva y parpadear varias veces antes de que volviera a abrir la boca —Tu… Estabas muerto, se supone que lo estabas —El pecho de Charlotte bajaba y subia como si pesara una tonelada a medida que los recuerdos se repetían una y otra vez en su cabeza Erian se contuvo de hacer una mueca al recordar su mirada aterrorizada cuando estaba en el suelo de su oficina a punto de caer en los brazos de la oscuridad, gracias a la inconsciencia —Gracias a ti no lo estoy —Dijo dando un paso hacia ella solo para detenerse cuando ella retrocedió dos pasos, podía ver el pánico en sus ojos, oler tanto el miedo como la incertidumbre venir de ella Su hermano lo miro en silencio, expectante, y él se concentro en entrar en los pensamientos de la muchacha, normalmente tal cosa la conseguia en cuestión de segundos, solo eliminaría las últimas horas de su memoria y eso seria todo —Por favor aléjate —Susurró ella al tiempo que miraba hacia todas partes por una via de escape, un mal presentimiento se habia alojado en la boca de su estomago y llámenla loca o como sea pero ella siempre le hacia caso a sus instintos Y sus instintos en ese momento le gritaban que corriera como alma que lleva el diablo bien lejos de ese lugar Erian frunció el ceño, tenia el presentimiento de que estaba muy pronto por embarcare en alguna persecución y decidió ser más insistentes para lograr entrar en su mente solo para chocar con un gran muro de concreto “¿Qué demonios?” pensó y al segundo la vio pegar la carrera como un cohete lejos de ahí
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