Puedo escuchar su voz pidiendo más anfetamina. Por mi culpa pasó todo, no pude protegerla y me duele. No la protegí, ni de mí. El riquitillo sostuvo a la chica rubia de su cabello fuerte y eso me hizo reaccionar. Saco mi pistola en tiempo récord y disparo con el silenciador en la pierna del idiota. Mi prima actúa, escucho al tipo gemir y no me detengo camino hasta el riquitillo furioso. La tipa abrió los ojos enormes y se fue corriendo. Sostengo el cabello castaño del tipo fuerte y él se encuentra arrodillado sosteniendo su herida. Hago que sus ojos miel vean los míos y jamás olviden este momento. —Odio que maltraten en mi presencia a las mujeres —con el arma golpeé su rostro. —Es una drogadicta —gritó y eso tocó mi desgarrado corazón. —Es una mujer y la respetas igual. —Lo vuelvo a gol