El pequeño Nicole decidió ir por su madre a su nuevo trabajo. Llevaba su uniforme de escuela y una maleta algo vieja tras la espalda. Sus ojos marrones y grandes estaban anonadados por el lujoso edificio en el que ahora trabajaba Sonia. No se atrevió entrar y decidió esperar a fuera a que llegara e irse juntos a casa.
Tenía un yoyo viejo con un delgado hilo, aburrido decidió jugar un poco.
Era su intento numero tres en hacer piruetas, el juguete se separó del hilo y fue a dar a la cabeza de Heidy que pasaba con Dante para ir a su almuerzo.
- ¡Ay! – se quejó por el golpe recibido.
Dantes en ese momento buscó culpables.
- Lo siento mucho, señorita, no quería lastimarla. – habló Nicole desesperado por haberla golpeado con su juguete. – fue un accidente, yo sólo quería jugar hasta esp
