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—Lo olvidaba, mañana vendrá la señora Martha Wembley, ella será tu dama de compañía, orden del señor Dashwood— y cerro la puerta dejándome confundida y preocupada. No sabía exactamente que era una dama de compañía y qué tareas desempeñaría, seguro era una chaperona que me vigilara en todo momento, quizás para asegurarse que no me robara nada. Aquella noche no pude pegar un ojo, quizás porque no estaba acostumbrada a la soledad o tal vez era la picazón que el nuevo pijama me ocasionaba, era una bata blanca muy bonita, con holanes y encaje muy finos, pero quizás eso le molestaba a mi cuerpo, que yo no estaba hecha para usar cosas ostentosas. Aunque tal vez se debía a mis padres. Había intentado no pensar en ellos o en el dolor de perderlos, quería tratar de superarlo, pero un día intentánd