No podía creer que ese libro era suyo, en realidad todo en esa biblioteca lo era, pero saber que ese libro había estado en sus manos, me alegro, era el primer indicio que tenía de los gustos de Roy. Al principio creí que esas palabras eran su propia interpretación de la lectura, pero conforme lo pensaba, comencé a creer que no era así, algo dentro de mí, me advertía que Roy, además de ser un hombre muy reservado, también ocultaba secretos y casualmente me había cruzado con uno de ellos.
Creí que tal vez encontraría mensajes así en otros libros, y así que comencé a llevarme más y más; sin embargo, no los leía en mi habitación y tampoco en la biblioteca, estaba comenzando a cansarme de las extrañas posiciones que mi cuerpo optaba por tener al momento de leer, y además en ocasiones la señora
