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1385 Words
El joven se encontró parado en el jardín trasero del palacio central de la ciudadela imperial de Yamain donde se escuchaba a lo lejos la música de un banquete y conversaciones animadas de los invitados. Kairon trató de recordar una situación similar donde Yaina hubiese asistido y la única que recordó fue la fiesta de quince años de su hermana en donde él la había rechazado. Si su figura etérea hubiese podido helarse por el escalofrío que recorrió su espalda, lo habría hecho ¿Por qué estaba soñando con ese momento ahora que estaban casados y todo se había aclarado entre ambos? Llevaban casi 10 meses de casados y habían pasado por muchas cosas juntos como para que ella dudara de sus sentimientos ¿Había hecho algo para hacerla dudar? ¡Maldición! No podía pensar en nada en ese momento. Se quedó quieto al escuchar la voz de Maya. - Ve - le decía a un Kairon de diecisiete años - Ella quiere hablar contigo. - ¿Y por qué afuera? Podría hablar con ella en el salón. - Vaya que era tonto - murmuró Kairon pasando una mano por el rostro ante su propia frase. - ¿Puedes hacerlo por mí, hermano? Es importante. Yaina quiere decirte algo importante...- escuchó suplicar a Maya. - Oh, está bien...- le dijo el Kairon más joven vencido por su rostro de cachorro - Pero si es otra de tus bromas, me las pagarás. - Es en serio, tienes que ayudarla. - ¿? Bien, voy...- le dijo caminando por el pabellón cubierto hacia la glorieta que se elevaba próxima al jardín trasero del palacio de la emperatriz. Kairon siguió a su yo más joven para ver a lo lejos, la figura de Yaina. Kairon sonrió. Se veía como una hada entre las flores al tiempo que la luz de la luna la iluminaba. Era muy hermosa aún siendo tan joven. Kairon pudo ver cuando el príncipe de diecisiete años se acercó a la joven, como Yaina se paró más derecha dándose valor. El príncipe actual, intruso en el sueño conectado, se mantuvo escondido tras unos arbustos ya que sabía que Yaina podía verlo como lo había descubierto en su primera entrada a sus sueños. Vio cómo Yaina saludaba a su yo más joven con una elegante reverencia y luego comenzó a hablar... El príncipe adolescente quien la escuchaba se puso tenso y dio un paso hacia atrás tratando de recuperar la compostura. En ese momento, el Kairon actual estaba furioso consigo mismo. Si no hubiera abierto la boca de manera tan estúpida esa noche no se habrían distanciado y Yaina no habría pasado por todos esos malos momentos... Conteniendo la respiración, Kairon vio como la joven de catorce años levantaba el rostro hacia el príncipe con los ojos llenos de lágrimas y lo miraba en un intento de mostrarse fuerte. Su labio inferior temblaba casi haciéndola ver tan frágil como si fuese a desaparecer con un pestañeo. - Lo siento, Milady - se escuchó decir pasándose la mano por el cabello, incómodo -me siento honrado por sus palabras, pero es la mejor amiga de mi hermana, yo…- vio como la joven bajaba la cabeza para que no viera su rostro mientras le hacía una reverencia formal. - Uff, qué imbécil - gruñó Kairon observando la escena. Vio a la joven haciendo una reverencia mirándolo con una expresión educada y totalmente aristocrática y el gesto de sorpresa del joven frente al cambio en su expresión. La joven se giró tomando la falda del vestido y se alejó sin volver la mirada hasta que se encontró con Maya quien la abrazó lanzándole a su hermano una mirada asesina mientras el joven príncipe se alejaba a través del jardín sin decir nada. El Kairon adulto vio como el duque y su padre miraban la situación desde un lugar cercano y asentían entre sí ¡Habían estado presentes y habían visto todo! ¡Entonces el contrato de matrimonio había sido decidido en ese momento! - ¡Princesa! - escuchó a un noble llamar a Maya - El baile debe comenzar. Todos la están esperando. Maya miró a su amiga preocupada y dudó. - Ve. - le dijo Yaina secándose las lágrimas - Necesito un poco de aire y te acompañaré en un momento. - ¿Segura? - Si, es tu fiesta. No te atrases. - Yaina...- le dijo preocupada, pero Yaina le hizo un gesto y sonrió. - Vamos, ve...- le dijo y Maya titubeó antes de entrar al salón. Kairon vio como Yaina echaba la cabeza hacia atrás y respiraba profundamente antes de cerrar los ojos para tranquilizarse. - ¿Princesa? - una voz masculina los sobresaltó. Era Saros Peck, Duque de Ganhe e hijo del hermano del emperador. De cabello n***o, heredado de su madre y ojos dorados del linaje imperial tenía un aire misterioso y fuerte a la vez. Una pantera negra en vez de un león dorado. ¿Qué mierda estaba haciendo ahí? pensó Kairon ansioso. No sabía que había ocurrido esto en el pasado. El duque de veintidós años se acercó a la joven y se inclinó respetuoso. - Lamento haberla asustado, Milady. No fue mi intención. Estaba de camino al salón y la vi - La estudió con cuidado y frunció el ceño extendiendo un pañuelo el que había sacado de entre sus ropas- úselo. Ha estado llorando. - Gracias, alteza...- contestó Yaina con timidez limpiando las lágrimas. - Veo que mi primo ha hecho de las suyas de nuevo - le escuchó decir y sonrió cuando Yaina levantó las cejas sorprendida y luego se sonrojaba violentamente. - Alteza... - No quise avergonzarla, princesa. - le dijo galante - Todos pueden ver como lo mira. - ¿Tan obvia soy? - le preguntó. - Me temo que sí - dijo Saros con gentileza - Sólo vine al cumpleaños de Maya y pude verlo. - Soy una tonta...- la escuchó murmurar - Le confesé mis sentimientos. - Creo que el tonto es él, princesa - le dijo con honestidad - Ni siquiera ve lo valiosa que es la dama. - ¿Valiosa? - preguntó Yaina confundida. - Por supuesto, princesa - le dijo con seguridad sonriéndole coqueto y eso hizo hervir la sangre de Kairon quien estaba escuchando - Una mujer que es capaz de expresar lo que siente debe ser muy valiente...Un hombre que no se da cuenta de eso, es un tonto - Bueno, ya es tarde ahora - le dijo desalentada - Ya me rechazó. - ¿Y qué piensa hacer, Milady? - le preguntó con curiosidad. - Volveré con mi padre a Odea, ya no debo permanecer aquí...Será muy incómodo. - ¿Hay algo en lo que pueda ayudar? - Ya me ha ayudado, alteza - le dijo Yaina con una sonrisa. - ¿Es eso cierto? - dijo fingiendo sorpresa haciendo que Yaina riera con suavidad logrando que Kairon apretara los puños, molesto. Esa sonrisa la conocía bien - No dude en buscarme si necesita mi ayuda, princesa - le dijo inclinándose para hablarle cerca del oído - Sobre todo con mi primo... - Gracias, alteza - le dijo más calmada - Lo tendré en cuenta. - ¿Necesita un escolta para que la acompañe? - le preguntó extendiendo su mano según la etiqueta. - Sería un honor, alteza - le dijo la joven inclinándose en reverencia apoyando su mano en la palma del joven quien caminó a su lado para entrar al salón de baile... Kairon se acercó sigiloso a la entrada exterior para observar a las personas en el banquete charlando y riendo y en el centro de la pista, Saros y Yaina bailaban de manera espléndida, levantando comentarios y murmullos a su alrededor lo que provocó los celos del joven. - Salgamos - gruñó molesto al león antes de volver al momento actual - No hay nada que ver aquí. Lo que no vio fue que Yaina sonreía mirándolo alejarse. Lo había visto - Supongo que mi primo nos vio - le dijo Saros divertido. - Gracias, alteza - le dijo cuando la pieza de música terminó. - De nada, princesa. Cuando guste...- le dijo haciendo una reverencia. - Le pediré ayuda cuando nos volvamos a ver - le dijo Yaina enigmática alejándose de él con una sonrisa.
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