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1260 Words
El León sonrió ante el comentario de su Compañera antes de hablar. - Solo hay cuatro personas con ojos dorados en todo el imperio. - le dijo serio - Darion, Kairon Maya y el archiduque Ganhé. Solo los miembros de la familia imperial tienen ojos dorados. - Sabía quien era, aunque no se presentó - dijo Yaina - Esperaba poder hablar con él para pedir su apoyo para el emperador, pero Kairon malinterpretó la situación. - ¿Sabe quién eres? - le preguntó. - Al principio no lo creo. No me identifiqué y él asumió que era parte de una delegación. Solo le dije que mi esposo trabajaría en el palacio porque su padre se jubiló - le dijo Yaina pensando en el encuentro - escuchó como el León se reía bajo divertido - ¡¿Qué?! Técnicamente es verdad. Para mantener una coartada debes decir medias verdades o medias mentiras como dice Alex. - ¿Crees que te escuchará de nuevo si tratas de hablar con él? - No lo sé - dijo pensativa - Kairon le gritó en el baile y fue muy rudo con él...No entiendo por qué está tan enojado. - Yo tampoco lo entiendo, gatita...Me está costando comunicarme con él a través del enlace. Sus emociones están muy inestables. Por eso no puedo controlar su cuerpo cuando ha estado contigo estas últimas veces... - ¿Podrías...? ¿Podrías decirle que vaya más despacio? ¿O más suave? Yo... - su voz se apagó. - Sabes que yo no soy gentil cuando quiero tomarte... - le dijo con honestidad. - Si, pero me ayudas...Haces que... - se sonrojó. - ¿Qué? - le susurró al oído de manera sensual mordisqueando su oreja - Si no me dices, no sabré lo que te gusta que haga... - Que quiera más...Aunque a veces seas brusco, sé que me ayudarás antes haciendo que me sienta bien. - ¿Quieres que te haga sentir bien? - le preguntó dejando de tocarla a la espera de su respuesta - Tu cuerpo aún debe estar dolorido Yaina se giró y acarició su pecho. - Si es suave...puedo hacerlo... – murmuró. - Quédate en el agua entonces - le dijo Cal con una sonrisa ayudándola a sentarse de frente a él con las piernas dobladas para poder levantarse y quedar de rodillas en caso de dolor - Tendrás el control. Si te duele, puedes levantarte y yo saldré de ti ¿Tienes miedo? - No... - le acarició la mejilla con cuidado - De ninguno de los dos. - Haré lo que quieras, si quieres que vaya más lento o más rápido, pídemelo. - ¿Yo puedo pedirlo? - preguntó divertida. - Por supuesto, ambos tenemos que sentirnos bien o no es algo agradable ¿O no? Ducalyon se arrepintió de sus palabras en cuando el rostro de Yaina se ensombreció. Estaban en la tina porque Kairon fue brusco con ella - Lo siento...- se disculpó. - ¿Puedes besarme? - le preguntó con cuidado. - Eso será un placer, compañera... - le dijo acercando a Yaina a su cuerpo y la besó con suavidad, pasando la lengua por sus labios y mordiéndolos antes de introducir la lengua. Se preocupó especialmente de acariciar su espalda, subiendo y bajando hasta su coxis y dejó que Yaina lo tocara con libertad. La joven fue descubriendo las zonas que hacían reaccionar a Ducalyon, pero el león tuvo el control de sus reacciones para no aumentar la fuerza o la intensidad de sus movimientos. Se dio el tiempo para que ella pudiese aprender y sentir que tenía el control de la situación. Y, a pesar de su lado dominante como espíritu de un León, se sorprendió al sentirse poderoso al ver como su compañera dominaba su cuerpo y le daba placer. Era su igual, su dominio no se sintió como opresión o debilidad. Era una hembra tan alfa como él y eso lo excitó más. El león movió las caderas para levantarla a fin de quedar a la altura de sus senos, los que lamió, succionó y mordió hasta que la joven se aferró a él enterrando las uñas en su piel haciéndole sisear ante el estímulo. - No voy a poder aguantar mucho más... - Ducalyon jadeó cuando Yaina lo mordió en el cuello - Necesito... - Movió sus caderas para señalar su deseo y Yaina sonrió - Esperaré a que tu me dejes...Tienes el control, pero necesito acabar, siénteme. Ya me tienes duro de sólo jugar así. - ¿Quién dijo que estoy jugando? - le dijo mordiendo su lóbulo. - ¿Me estás torturando? - bromeó Ducalyon - He sido un buen gatito. Su analogía hizo reír a Yaina. - ¿El poderoso león, un gatito? - Para ti, siempre cariño. Haré lo que pidas... Te amo...Te amo mucho... Yaina miró a Ducalyon sorprendida. En general, por respeto a Kairon, quien era su compañero en esta vida, el león guardaba verbalizar sus sentimientos. Ya lo había notado antes, pero escucharlo de manera tan sincera en ese momento, Yaina se conmovió. Sabía que hacía mucho para demostrarle que no iba a cometer los errores del pasado o dejarla sola. Podía sentir su compromiso hacia ella a través del vínculo y decidió corresponderle. - Te amo, Cal - le dijo levantando las caderas para que Ducalyon guiara su polla hacia su entrada y sonrió cuando lo vio cerrar los ojos con placer cuando se hundió en ella y Yaina lo aprovechó para poder besarlo aferrada a sus hombros. Comenzó a moverse y Ducalyon la ayudó aferrando sus glúteos para guiar sus movimientos gimiendo con la cabeza enterrada en su pecho. - Te amo, Yaina... - jadeó perdido en las sensaciones - Mi hermosa compañera... - Cal... - jadeó la joven cada vez más cerca de su clímax - Más rápido, más...Voy a llegar. - Lo que ordenes, compañera - le dijo aumentando la velocidad e intensidad de las embestidas hasta que se liberó dentro de ella segundos después que la joven llegó a su propio orgasmo - Ahhhh - gimió Ducalyon cuando sus paredes lo apretaron en espasmos regulares al tiempo que la joven lo abrazaba con fuerza tratando de regular su respiración - ¿Estás bien? - le preguntó y Yaina asintió con la cabeza sin mirarlo, avergonzada. - Oye... - le dijo con una sonrisa abrazándola con fuerza sin salir de ella - Lo hiciste bien...Me encantó...Eres mi igual, gatita. No te contengas... La próxima vez, pide lo que quieras y lo haré para ti... - Se rio bajo ante su reacción tímida después de que terminó, pero en vez de molestarle, le pareció linda. Seguía siendo una pequeña gatita - Vamos a la cama, el agua se enfrió - le dijo acariciando su espalda antes de moverse para tomar una toalla y hacer que se levantara en la tina para envolverla y luego tomarla en brazos a fin de llevarla de regreso a la cama. Ducalyon la arropó y se acostó a su lado abrazándola por la espalda. - Duerme, compañera - le dijo acercándose a ella para darle calor - Estaré aquí... - Gracias... - susurró acurrucándose entre sus brazos cuando las estelas del león la adormecieron hasta llevarla a un sueño profundo. Mientras observaba, dormir a Yaina, Ducalyon meditó sobre la idea de hacer de Saros un aliado para trabajar junto a Kairon. Tendría que acercarse a él. Tenía que pensar en cómo hacerlo sin que Kairon lo supiera. Sabía que el cachorro no quería a Saros cerca de su esposa.
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