Cuando Adam entró en la habitación y su padre lo vio le dijo. _ Tiene que darme un infarto para que mi hijo venga a verme. _ No digas eso papá. _ Es verdad, hace tiempo que no vienes a visitarnos. _ Es que he estado muy ocupado. _ Ya me imagino en que. _ ¿Cómo estás papá? _ Estoy bien, aún estoy vivo, ¿Cuánto tiempo te quedarás? _ No lo sé. _ Ya que has venido quédate unos meses. _ No puedo, tengo trabajo pendiente. _ Busca un empleado para que te remplace, por algo eres el dueño. _ Sí pero. _ Dale ese gusto a este viejo enfermo, quizás la próxima vez que vengas sea mi funeral. _ No digas eso papá. Adrian sabía que su padre podía llegar a ser un poco dramático, sobre todo cuando quería conseguir algo, él no tenía más opción que aceptar. _ Está bien, arreglaré todo para que