Capítulo 3: Osiris Sira.

2507 Words
Luego de saludar, galopé lo más rápido que pude. Se suponía que debía dirigirme al bosque para encontrarme con esa tal, Shade Blackraven. Esos nombres que les ponen, son más raros, Pensé mientras me sumía en la maleza para llegar al intenso follaje del bosque. Seguí por un buen rato por el mismo rumbo. Pero más tarde, decidí descansar. No solo por mí, sino también por Penélope. Se encontraba exhausta. Me senté sobre el pasto mientras ataba las riendas de mi equina a un árbol. Estábamos en el bosque a las afueras de Tebas. Ya casi llegábamos a Atenas, allí deberíamos de encontrarnos con la hechicera de las artes oscuras. Pasó un buen rato desde que habíamos decidido descansar. El Sol se encontraba como dos metros por arriba del horizonte. Cuando metí la mano para buscar una manzana, Penélope comenzó a relinchar. Se había puesto nerviosa. Y pude entender porque. Alguien se acercaba. Desde los arbustos, se apareció una silueta. Era esbelta, su cabello era largo, muy largo y estaba montada en un corcel. La figura misteriosa se acercó y pude distinguir su apariencia. Era una hermosa joven. Le calculé unos 17 años. Además, poseía ojos azules como el mar, llevaba una túnica de color azul con detalles en rojo con un estilo antiguo del norte y estaba montada sobre un caballo n***o, de ojos marrones muy oscuros. La chica se acercó con cautela y exclamó: -¿Tú eres Ángela Arístides?-Me miró con desconfianza. -S-si-Dije titubeando. Por alguna razón, ella me intimidaba. -Yo soy Shade Blackraven, tu compañera hasta que lleguemos al desierto-Vaciló rápidamente con tono de superioridad mientras me miraba desde arriba. -Sí, lo supuse por tu atuendo. Me lo comento mi profesora, eres, descendiente de Antiguos guardianes y poderosos hechiceros de la oscuridad-Exclamé tratando de parecer simpática. Pues, en su cara no percibía ninguna delicadeza o indicio de amistad. -Exacto, sabes bastante-Hizo una pausa y luego volteó su cabeza en dirección contraria- Aun así, no me interesa. Ya debemos irnos. Es un viaje largo y no quiero contratiempos. -Sí, seguro ¿Quieres una manzana?-Dije extendiendo la mano mientras le acercaba la fruta roja. -No. debemos irnos- Exclamó tajante. A mi parecer era algo malhumorada. No me sorprendía, su apariencia me decía que no era muy alegre. Luego de eso me levanté, preparé a Penélope y me monté a ella. Al instante, me reincorporé al lado de mi nueva compañera y observe a su hermoso equino n***o como la noche. No obstante, a Shade no parecía agradarle la atención que le prestaba, como si tuviese la intención de quitárselo o algo por el estilo. Pero, no me contuve y me acerqué montada a Penélope y le ofrecí una manzana. Él se la devoró de un bocado. Shade me miró y me dio a entender que no lo tocara. A pesar de que la acción ya estaba realizada. Luego, señalé el camino que debíamos recorrer para llegar a Atenas, antes de salir de Grecia. Era un camino bastante largo, ya que no solo debíamos salir de aquella polis, sino también recorrer sus afueras y entrar en territorios desconocidos para mí. Sin embargo, me tranquilicé, cuando recordé que tenía una compañera a mi lado y que seguramente conocía otros territorios. A pesar, de que la idea de que era una asesina no me hacía gracia. Shade siguió delante de mí. Aunque, todo lo que fuera el camino desde El Santuario de Delfos hasta Tebas, y de Tebas a Atenas, me lo sabía de memoria. Pero la señorita oscuridad, no quiso escucharme y se adelantó. No obstante, me di cuenta que su altanería, egocentrismo y orgullo era más grande que su saber sobre Grecia y que casi nos perdemos sino hubiera sido por mí. Y por reconocer los lugares en donde nos estaba metiendo. Aunque, de su parte no recibí ni un perdón por la manera indiferente con la cual me trataba. Sin embargo, no me hice demasiado problema. Además no tenía intenciones de pelear. Al cabo de un rato, llegamos sanas y salvas a Atenas. Aquella ciudad, era muy importante. No solo por ser la capital, sino también, por las mercancías que se vendían en aquella zona. Desde un principio habían sido solo unos pequeños mercados de trueque. Pero luego, esos establecimientos comenzaron a crecer por la calidad y variedad de productos que se vendían y pasó a llamarse "Gran mercado". Shade quería comprar un poco de armamento y algo de alimento, ya que no se había reabastecido desde que había salido de Gran Bretaña. Mientras ella compraba, yo daba vueltas, ya que conocía muy bien aquel mercado tan grande y conocido por todos los atenienses y sin contar a los griegos. Siempre venía a visitarla, en especial cuando era pequeña, aunque había crecido bastante desde aquel entonces. Además, cada vez se vendían más cosas y de distintas clases. Con Shade habíamos decidido encontrarnos en el mismo lugar por donde habíamos llegado cuando el Sol estuviera quince centímetros más arriba, por si nos perdíamos. Yo me entretuve con varios adornos que una señora de unos 30 años aproximadamente vendía en un pequeño puesto que tenía la apariencia de un pequeño mercado persa. Tenía varias cosas muy lindas, como bolsos hechos a mano y desde baratijas, muñecos de tela muy sencillos hasta adornos hechos de cobre. En un momento mientras me encontraba buscando algún recuerdo, algo que realmente me interesara, me choque contra un gran muro. Luego de retroceder para ver que mi nariz no hubiera quedado plana como el papel, me di cuenta que no era un muro, sino la espalda de un chico. Esta era bastante grande y firme. Al instante, el muchacho se dio la vuelta y ¡Por Zeus! ¡Era hermoso! Tenía ojos celestes, piel tostada y cabello castaño claro. Poseía rasgos marcados, pero sutiles y viriles. Me llevaba como diez centímetros de altura y su cuerpo era musculoso y bien proporcionado. El chico me ayudó a levantarme del suelo (No me había dado cuenta de que me encontraba tirada en el piso). Realmente podía ser bastante torpe en distintas ocasiones. Luego de un tirón, me puso de vuelta en mi lugar. Se disculpó y yo también. Porque realmente había sido yo la tonta que se lo había llevado por delante. Al instante, con una sonrisa me preguntó cuál era mi nombre y le dije: -Ángela Arístides. -¿Eres de estos alrededores?- Preguntó, mientras me miraba de arriba abajo- Yo me llamo Osiris Sira, como el Dios Egipcio de la fertilidad-Luego hizo una pausa. Su rostro se veía tenso. Pero su expresión volvió a la de antes-Me sorprende ver a un mensajero azul como tú, no es común. -Sí, ya sé. Todos me lo dicen. Especialmente estas últimas veinticuatro horas-Exclamé dando a entender que no quería hablar sobre mi origen. Realmente me tenía cansada. Aunque caía en la cuenta de que Shade no me había mencionado nada de mi apariencia. Sin embargo, tampoco, me había mencionado nada de nada. Solo para tirarme indirectas de que no le interesaba y que perdíamos el tiempo. -¿No te gusta que te traten así?-Me dijo sin comprender. -Bueno, me molesta. A veces me gustaría poder ser normal. Creo que a muchas chicas de mi edad les trae algo de envidia-Exclamé como si no me importará de que fuera un extraño. Le estaba contando sobre mis pensamientos íntimos. -Podría decirse, que tu belleza es mucho más grande que la de Helena y eso que la he visto con mis propios ojos-Luego me guiñó el ojo. -¿Enserio?-Pregunté con una gran sonrisa. Helena era la mujer más bella- Por ella había sucedido la Guerra de Troya. -Bueno, en un retrato. Aun así, eres mucho más bella-Inquirió seductor. Me reí por lo bajo pensando que se hacía un poco el galan, pero aquello me agradaba. -Gracias- Dije con vergüenza. Creo que me había puesto roja. Era la primera vez que un chico me decía algo así. Sin embargo, recién lo conocía. Es decir solo lo estaba viendo. Ni siquiera sabía su nombre. Así, dejé un poco el tema. Además, recordé que no estaba de vacaciones. Luego volvió a hablar. -De nada, es un placer-Exclamó sonriendo y se acercó repentinamente. Creí que iba a susurrarme o algo por el estilo de lo cerca que estaba. Hasta podría jurar que se acercaba para besarme. Creí que estaba tomando demasiada confianza. Entonces, me retiré para atrás, él me tomó de brazo con delicadeza y me preguntó-¿Pasa algo? -Si pasa algo, recién nos conocemos. Te agradezco que digas que soy una belleza. Pero, más despacio-Exclamé algo enojada e imponiendo distancia. No me gustaba mucho que me tomara así del brazo. En especial si creía que con un piropo ganaría mi confianza. No estaba acostumbrada a ese tipo de juegos con los jóvenes. Es más, casi ni hablaba con los chicos de mi edad. -¿Más despacio? Ya se tu nombre ¿Qué más quieres que sepa? Es decir, hay otros que ya besan a una mujer y ni siquiera le han visto la cara-Exclamó como si fuera una broma. Y como si no hubiera gente observándonos. -Pero no soy ese tipo de mujer, ni tampoco me interesa besar a alguien que recién conozco. -Dime la verdad ¿Tienes novio? -No. -¿Entonces? -Entonces, no quiero besar a cualquiera-Le dije con furia. ¿Quién se creía que era? Tal vez (otras) como él decía, si lo harían. Pero a mi realmente no me interesaba. -¿Cualquiera? -Cuestionó-Yo no soy cualquiera, tú eres una cualquiera. Un ángel que de pura casualidad se encuentra entre nosotros. Pero no eres la gran cosa. Que no se te suba el ego-Exclamó furioso. Creo que mi manera de referirse a él, lo había ofendido. Aunque, lo que dijo no ayudó a quedar como el único ofendido. Además, no creí que fuera para tanto. -Yo no tengo un enorme ego, eres tú el que anda diciendo estupideces. -Como quieras-Inquirió demostrando su enojo- Sin embargo, la apariencia no lo es todo. Cuando descubran tu ego, nadie te hará caso. -Bueno, bastante que te guste a ti por mi cara-Le dije mirándolo con desprecio. -Creo que es el calor, me está arruinando la vista y me está haciendo alucinar. -Por desgracia a mí no. Es decir, veo tu horrible rostro todavía-Mientras discutíamos Shade se acercó y nos paró, con cara de pocos amigos dijo que se nos hacía tarde y que dejara a mi novio. Algo que me molestó bastante. El otro estúpido se echó a reír y de nuevo me puse roja como un tomate. -Shade, no es mi novio. Es solo un tonto que encontré en el camino-Me volvió a mirar enojado. -¿Un tonto? no soy ningún tonto. Soy lo bastante intelectual y fuerte como para competir en la Búsqueda del Guardián-Respondió con orgullo-Además, no tengo porque darte explicaciones. -¿¡Vas competir!?-Grité con los ojos tan grandes como dos platos de la sorpresa. Ni siquiera presté atención a sus últimas palabras. -Sí ¿Por qué lo preguntas con tanto énfasis?-Dijo alejándose un poco ante mi sorpresa. Quizá pensó que estaba loca. -Porque voy a competir y Shade también-La señalé al nombrarla. -No vas a durar nada-Luego se rió burlándose. -Tú no vas a durar nada, con lo estúpido que eres y con ese ego que tienes-Le dije furiosa ¡Ni siquiera me conocía! -¡Basta!-Gritó Shade- Sí tienen ganas de discutir háganlo en el camino, pero no aquí donde perdemos tiempo. -¿Qué? ¿Nos va a acompañar?- Exclamé enojada y con decepción. -Sí, él va por el mismo camino. Cuantos más seamos mejor. Se nos hará más fácil llegar. Así lo han propuesto desde el Consejo y así se hará. Él es nuestro acompañante. Pero no será el último. -Espera ¿Ustedes son las personas que tengo que guiar hasta Egipto?-Preguntó como si no lo pudiera creer. -Sí, somos nosotras-Dijo Shade inexpresiva, pero con poca paciencia-Tu eres Sira, Osiris. Nosotras somos tus acompañantes. -No entiendo-Dije sorprendida-¿Por qué él nos va a guiar, creí que solo éramos nosotras y algun otro acompañante-Dejé la frase en el aire. Algún acompañante más educado. -No, para este tipo de competencias se hace grupos para el viaje, para facilitárselo a los competidores-Me explicó, cosa que Ariadna ya me había dicho. Sin embargo, no había captado el sentido de mí pregunta-Además, él es de esa región, por lo cual nos guiará. Muchos de los que compiten que son de origen egipcio, son mandados a guiar a los demás contrincantes que provienen de otras regiones. Como nosotras-Me dijo Shade mientras me miraba. Luego, Osiris volvió a reír. -Vas a competir y ni siquiera sabes eso. Vas a tener que bajar de las nubes en algún momento. Sí no quieres bajar a los golpes-Dijo burlonamente- Te ganaré, señorita perfección. -Ni creas que te lo haré tan fácil. Además, bajé de las nubes desde hace mucho tiempo- Le dije molesta. Shade se enfureció más de lo que estaba y paró la pelea de un grito -No es bueno pelear ahora, los demás se aprovecharán de la situación. No hay que darles el lujo de que nos ganen antes de llegar aunque sea en el lugar al cual nos dirigimos. La concentración es importante, no hay que gastar saliva si no es necesario- Osiris y yo, nos quedamos callados y sin rechistar. Era cierto lo que me había dicho Ariadna, no pelean si no es necesario. Los guerreros de la familia de Shade, algo de bueno tenía esa malhumorada y su extraña familia. -Tienes razón, lo siento Shade y lo lamento Osiris. -¿Te estás disculpando conmigo?-Dijo Osiris confundido. -Sí, hay que evitar las peleas. Así que, si somos compañeros de viaje tratemos de no pelear-Exclamé con mala gana. Todavía seguía enojada con ese estúpido. -De acuerdo. Tienes razón. Perdón-Exclamó mientras se frotaba la nuca y con la cabeza a gachas. Luego la levantó, sus mejillas enrojecieron y me dijo- Ángela ¿Puedo llamarte así?. -Sí, no hay problema Osiris-Él me sonrió como si le hubiera hecho un cumplido y luego nos preparamos. Era extraño aquel chico. Pero, por alguna razón, a pesar de estar enojada con él, me sentía feliz de tenerlo cerca. Me estoy volviendo loca, pensé algo decepcionada. Penélope conoció al caballo de Osiris, un hermoso equino color té con leche y una crin larga de color castaña. Me gustaba más que él de Shade, ese caballo parecía un demonio. Más tarde, nos dirigimos hacia el bosque, en ese momento éramos tres. Osiris nos comentó, a Shade y a mí, que faltaba alguien más. Dijo que era raro que aún no lo hubiésemos encontrado, ya que también provenía de la zona de Osiris. Sin embargo, habían tomado caminos distintos, porque uno de ellos se había atrasado. Pero no dio más detalles. Solo dijo que lo íbamos a conocer más adelante. Entonces, me tranquilicé. Dejé que la rabia se disipara. Y seguimos el camino mientras yo me preguntaba cómo sería.
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