—Es justo eso lo que estoy buscando Salvatore, qué se apegue a ese bebé, que lo ame y que lo quiera el punto de no querer entregarlo. Pero no podrá salirse con la suya. —expresó con una sonrisa maliciosa que solo dejaba ver el reflejo de su alma dominada por aquel sentimiento profundo de venganza, que no dejaba de crecer incluso pasado los años.
—Eso la va a destrozar, aquella vez que la vi me pareció una muchacha amable y buena, de ese tipo de chicas sensibles y qué se les rompe el corazón con facilidad.
—¿Te estás escuchando a ti mismo Salvatore? Aquí importa una mierda los sentimientos o la emoción, ella no me interesa en absoluto —rugió como si no tuviera un corazón en el pecho, de hecho eso parecía porque su órgano vital había sido arrancado de su lugar y sustituido por una enorme
