21. Capítulo

1092 Words

Sin otra opción, fue a por las llaves y regresó abriendo la puerta. El árabe cerró a sus espaldas, la encontró acostada en la cama, hecha ovillo. Le daba la espalda. Por lo que no podía ver la expresión de su rostro, pero sin saberlo ya él podía estar seguro de que se encontraba llorando, en el desánimo extremo que no le hacía nada bien. Rashid dio tres pasos más, los restantes, y se sentó a orillas de la cama. Era increíble como ya todo allí olía a ella, tenía su sello personal esa habitación, por su perfume. El que usaba y extrañamente se estaba volviendo favorito entre los perfumes de Rashid. —Vamos, haré algo para cenar lo que tú quieras incluso puedes escoger algo poco saludable como hamburguesa o una pizza. No lo sé, lo que a ti se te ocurra —trató de convencerla, pero la joven

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